La Comuna/ Por José Ángel Solorio Martínez

Opinión

La frontera, definiendo la candidatura

Existen indicios macizos, para asegurar que el candidato de MORENA a Senador de la república, en la elección extraordinaria que concluirá el 19 de febrero, será oriundo de la frontera del norte tamaulipeco. No sólo porque la clase política morenista no ha crecido abajo del kilómetro 26, lo suficiente como para operar esos cargos; no: también porque los segmentos diversos que se sumaron al lopezobradorismo –y lo fortalecieron hasta convertirlo en un vigoroso como hegemónico movimiento– resultaron más experimentados que los apoyadores de López Obrador de otras latitudes; a ello, se sumó otro ingrediente insoslayable: el nutrido conglomerado de votantes que residen en esa larga franja del estado.

(Por decisión directa de AMLO, se hizo candidata al Senado a la tampiqueña, Lupita Covarrubias; y ha sido, un cero a la izquierda para los tamaulipecos que esperaban más aporte de la dama como gestora y legisladora. Al igual que el Cachorro Cantú, se les recordará más por sus respectivos desmayos en los plenos parlamentarios que por sus capacidades en los debates, o en sus tareas legislativas).

Con la baja del proceso de aquellos que tenían posibilidades, y no pidieron licencia –hace una semana se cerró el plazo para separarse de los cargos públicos– se achicó la lista de aspirantes. Ese candado, dejó fuera al menos a tres morenistas del sólido sur.

El norte, continua –en esta coyuntura– siendo el semillero de potentes cuadros de la IV T.

Sigue encabezando la fila de prospectos, el alcalde de Matamoros –con licencia– Mario la Borrega López. Notable operador –desde sus tiempos militantes en el PRI– político no ha perdido una elección desde que fue electo jefe edilicio. A él, y a su capacidad de arrastre, le deben compañeros de partido, sus cargos como diputados locales, diputados federales, síndicos y regidores.

Como pocos, puede presumir de un porcentaje de 100 por ciento de victorias en los desafíos que ha enfrentado en su carrera en la IV T.

Se dice listo, para el nuevo reto de febrero-2023.

Héctor Garza González, es otro elemento de la IV T que cabe en las exigencias para ser abanderado de MORENA en la pugna por la Senaduría. Muchos lo dan por liquidado; sólo que, en política nunca nadie muere totalmente, así como de igual forma: nadie vive, perenemente.

¿Posee poca potencia electoral?

Posiblemente.

No hay que olvidarlo: en Tamaulipas, es AMLO quien cultiva el caudal de votos; algunos otros factores, únicamente los cachan para presumirlos como totalmente suyos.

José Ramón Gómez Leal (JR), está debilitado, pero no acabado. Tiene mínimas posibilidades; pero presume con qué: sus nexos con los factores federales y la estructura que creó como Súper Delegado del gobierno de la IV T. Como actor político regional, sigue actuando: varios diputados federales y locales, giran en su órbita política en la frontera.

El ex alcalde nuevolaredense, Carlos Cantú Rosas, insiste que él puede representar a MORENA como candidato. A juicio de muchos abogados, está inhabilitado por su larga carrera en los corrillos penales del estado. Él cree en los milagros y sigue haciendo talacha.

Su máxima estrategia política para ser convocado a la elección de febrero próximo, es la de tomarse fotos con diversas personalidades del gobierno federal.

Ya se le ve, fotografiado con el Secretario de Gobernación, Adán López.

Otro día: se le acerca al líder nacional de MORENA.

Y obvio: promueve fotos sonrientes, con Lady Garnachas.

Al parecer, la suplencia, estaría escriturada –en una táctica de equilibrio– para el centro, o sur de la entidad.

No hay miedo en MORENA.

Ganaría hasta con el victorense, Juan Perros.

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