AL VUELO/ Por Pegaso 

Opinión

Gatita

¿Cuál es la fórmula para que una canción o video se haga viral? 

Pues tiene que gustar. Y para gustar, hay que saber qué es lo que mueve la mente de las grandes multitudes. 

Lo rítmico, lo irreverente, lo novedoso, todo eso mezclado con la subcultura del narco, es una garantía de éxito. 

Díganselo si no a una ¿cantante? que se ha hecho famosa con una sola rola llamada “Gatita”. 

Bellakath se llama. Fue participante de un programa chatarra de televisión. Es además, estudiante de la UNAM y en las redes sociales se publicita como “La Nueva Promesa del Reggeton”. 

Yo pensé que en materia de buchonerías ya había visto todo, con otra ridícula mujer conocida como “La Babosita”, pero definitivamente esta nueva ¿estrella? Le dice ¡quítate, que ahí te voy! 

Pestañas de abanico, nariz respingada, labios de boxeador madreado, bubis enormes, cintura de avispa y caderas prominentes. Una figura que sería el sueño húmedo de cualquier mañosón. 

Hasta ahora solo tiene dos canciones: “Lluvia de Michelada” y la ya mencionada “Gatita”. 

La primera es una variante de la canción infantil “La Pequeña Araña” y la segunda, un bodrio misógino cuyas letras harían ruborizar al mismísimo Donald Trump. 

Veamos:  

Una gatita que le gusta el mambo/ 

con todos los malos sale a bellaquear./ 

Una gatita que le gusta el mambo/ 

con todos los malos sale a vacilar./ 

Yo soy una gatita/ 

que me llama siempre que besarme necesita./ 

Quiere que lo explote como explota dinamita/ 

no lo mueva rápido, mi papi se excita./ 

Y cuando estoy arriba/ 

quiere que me baje como él me lo indica/ 

que le dé bien duro hasta que se derrita/ 

pídele al DJ volumen y que lo repita./ 

Tiene música rítmica con palabras y frases que pueden ser consideradas misóginas, además de elementos de la subcultura del narco. 

Por desgracia, como comentaba yo ayer con un buen amigo, a la gente es lo que le gusta, lo que la seduce. Somos un pueblo que ama la narcocultura.  

Si usted quiere hacer viral cualquier cosa, ahí están los ingredientes que necesita. No tiene que pagar miles de pesos para que algún programa le fabrique seguidores. Tómese el tiempo suficiente, busque un ritmo pegajoso y una letra estúpida de no más de tres versos y súbala a alguna plataforma, como Spotify. 

No importa si está más operada u operado que Lyn May o Michael Jackson. Es más, mientras más nalga y chichi tenga, más babeantes seguidores ganará en las redes sociales. 

Tal vez la enseñanza que nos dejan personajes efímeros como este sea el hecho comprobado que cualquiera puede saltar a la fama. Dependerá de nosotros mismos si nos mantenemos o nos perdemos para siempre, como… ¿recuerdan a aquella quinceañera que se llamaba Rubí? 

Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Procede a acumular reconocimiento y entra en etapa de somnolencia”.(Crea fama y échate a dormir).