El gobernador de Victoria

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

En los tres meses que han transcurrido, del sexenio de Américo Villarreal Anaya, hemos podido constatar la querencia del doctor por Ciudad Victoria, su patria chica, tan chica como que ahí habita la mitad de los habitantes que tiene Reynosa y un poco más de la mitad de los que tiene Matamoros.

Por sus acciones, y también por sus omisiones, es evidente la predilección del mandatario tamaulipeco por la ciudad donde vive. En estos tres meses, Américo Villarreal logró la aprobación del «Fondo de Capitalidad», un recurso de trescientos setenta millones para la capital, por el hecho de ser capital.

La primera obra del gobierno de la «cuatrote», que encabeza el victorense Américo Villarreal, primera y única obra hasta el momento, es la perforación de dos pozos profundos, para buscar el agua que tanta falta le hace a los victorenses… Carencia que comparten con muchos habitantes de otros municipios, a los que no se les atiende con la misma premura.

Para dar explicaciones sobre los muy lamentables hechos en los que perdió la vida una muy apreciada dama de Victoria, se organizó una conferencia de prensa con el titular de la Fiscalía del Estado y con el secretario de Seguridad Pública del gobierno de Tamaulipas. En Reynosa, como en varios municipios, hay muertes violentas todos los días, sin que se ocupen, los jefes de las áreas de seguridad, en dar información.

Con casi cien días en el gobierno, Américo Villarreal no ha visitado Matamoros, Nuevo Laredo, Mante, Rio Bravo, Valle Hermoso y casi puedo decir lo mismo de Reynosa, pues si bien estuvo en una encerrona dominical en el Centro de Convenciones, fue para atender una reunión de carácter regional, con los presidentes de la zona, y no para ver, estar, escuchar e interactuar con los reynosenses.

Parece que le quedó grande la silla al doctor Américo Villarreal y que sus alcances no van más allá del Olivo, hacia el norte, y de Tula y Jaumave, hacia el sur, dos municipios en los que puede presumir de su compromiso con los humildes.

Las rutinas y las prácticas del presidente López Obrador y de su padre el exgobernador, fueron diseñadas y ajustadas para el tiempo y las circunstancias en las que tuvieron el privilegio de gobernar. El doctor tendrá que implementar sus políticas, rutinas, prácticas y todo eso que don Daniel Cosió Villegas llamaba el estilo personal de gobernar.

De entrada, le recuerdo al señor de Victoria que en su ciudad reside solamente el diez por ciento de los habitantes del Estado y que es una descortesía para los matamorenses, reynosenses, neolaredenses, ríobravenses y otros, que no se haya dignado a visitar sus municipios.