EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Reynosa, Tam.- En esta Cuaresma, como a los discípulos, Jesús nos invita a “subir” juntos hacia Dios (cf. Mt 17,1-9). ¡Vayamos con él! “¿Hay –pregunta san Anastasio Sinaíta– algo más dichoso, más elevado, más importante que estar con Dios?” (Sermón en el día de la Transfiguración del Señor, 10).
No nos estanquemos. Subamos con Jesús. Y mientras caminamos, nos iremos dando cuenta de que el esfuerzo tiene recompensa. Porque a pesar de las penas y los problemas, miraremos cada vez mejor el panorama y avanzaremos hacia la meta: Dios, en quien somos felices por siempre.
¡Ese Dios está con nosotros! Así lo demuestra Jesús en su transfiguración, en la que además nos hace ver lo que nos ofrece: participar de su vida plena y eterna. Lo único que necesitamos es hacerle caso al Padre, que nos dice: “Este es mi Hijo amado: ¡Escúchenlo!”.
Escuchemos a Jesús, que nos habla en su Palabra, en la Liturgia –sobre todo en la Eucaristía–, en la oración y en el prójimo. ¿Y qué nos dice?: “Levántense, no tengan miedo”. Nos anima a seguir adelante, sabiendo que el que ama y hace el bien, llega a la meta: la resurrección y la vida por siempre feliz.
“A Jesús –dice el Papa– hemos de seguirlo juntos” (Mensaje para la Cuaresma de 2023). Para eso, iluminados por el Espíritu Santo, liberémonos de lo que nos está alejando de Dios, de lo que nos está dividiendo dentro de nosotros mismos, y de lo que nos está separando como familia y como sociedad.
Procuremos aquello que nos hace estar unidos: el amor. Ese amor, que en definitiva es Dios (cf. 1 Jn 4, 8 ), que nos da la fuerza para ser comprensivos, justos, pacientes, solidarios y serviciales, para perdonar y para pedir perdón (cf. 1 Cor 13, 4-7). Así, siendo uno en él, avanzaremos hasta la meta.
+Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros
