La Comuna/ Por José Ángel Solorio Martínez

Opinión

Los bretes del DIF Tamaulipas

Nadie debería hablar de ello; toda vez que es un conflicto, que se desarrolló en el seno familiar de un alto funcionario de la IV T en Tamaulipas. Sólo que el involucramiento de un servidor de la nación, hace de interés público el acontecimiento. Y más, cuando el penoso evento, amenaza con invadir las esferas de una institución de características altruistas y filantrópicas como es el DIF estatal.

Hablaremos, únicamente de los hechos.

Los nombres de los involucrados, aunque ya han sido dados a conocer en redes sociales, por una persona involucrada, se omitirán.

Abordaremos, aspectos políticos de la bochornosa circunstancia vivida por ciudadanos de a pie y ciudadanos de poder.

En un pueblo de anda y vete, una dama presentía que su esposo la engañaba con otra. Revisó su celular, y encontró informaciones y fotografías comprometedoras. Dolida, la chica traicionada, siguió los pasos de quienes presumía la traicionaban; varios días después, tuvo la certeza: efectivamente, la apuñalaban por la espalda.

Diestra en buscar y encontrar formas para lastimar, la mujer ideó herir a los infieles: publicó en Facebook y otras aplicaciones, el nombre y el apellido de los dos personajes que se burlaban de su nobleza.

Todo el pueblo, se dio cuenta de la fechoría y de la identidad de los malhechores.

Aún hoy, sigue el escándalo en los “andurriales -que como dice del corrido- (donde) anduvo suelto el demonio”.

La fémina que ponía el cuerno a la denunciante, también tiene lo suyo: es consorte de uno de los más altos funcionarios de la IV T tamaulipeca.

Justo por esa circunstancia, el asunto se contaminó con la política y la administración pública: la señora denunciada, laboraba en el DIF; ya fue despedida, en solidaridad con el servidor público lopezobradorista de honor mancillado.

La política y el amor, no son excluyentes; lo excluyente, son los excesos del amor, que hacen de la política un espectáculo de masas. Hace años, una encolerizada servidora pública, acuchilló a su novio -como dice el corrido- “nomás porqué no la quería”; era tanta su influencia en el gobierno de Cabeza de Vaca, que el agredido no murió por las lesiones…

…pero casi fallece, por los picahielazos de la decepción y la mofa.

Y muchos años atrás, el jefe de la policía del gobernador Hugo Pedro González, dejó como coladera con su escuadra 45, al periodista Vicente Villasana -adorador de Hitler y director de El Mundo de Tampico- cuando en un cuarto del Hotel Sierra Gorda de Ciudad Victoria, hacía el amor con una profesora.

En los años 70 un líder obrero se enamoró de una joven bailarina; de la mano de su madre, procedente de la ciudad de México había llegado a Reynosa, a probar fortuna. La Fonda del Sol, la recibió; en unas semanas, fue la estrella del lugar. El sindicalista, cayó en las redes de la pasión: escándalo en la alta sociedad reynosense.

Llegó el dato al delegado del PRI.

El dirigente obrero, era uno de los finalistas de la pugna por la alcaldía.

Dijo el interlocutor del CDE del tricolor en la ciudad, preocupado por el reguero de chismes en el pueblo:

-Así, no vas a ser candidato. Deja a esa mujer.

El líder, se ofendió.

Por angas o mangas, la diosa fortuna de la política le dio la espalda.

Nunca se supo, si la escultural vedette canceló el paso a la presidencia municipal del enamorado; o si sus rivales, mostraron más poder de definición.

Lo cierto, es que el amor -enculamiento, dirían los más didácticos-, es una de las explicaciones más socorridas de las lenguas viperinas, del tropiezo del representante sindical.

El acontecimiento que nos ocupa, podría escalar.

La dama más ofendida, lanzó una muy fina acusación en redes sociales a su marido y a altos funcionarios del DIF, por si algo le pasa.

Algo ocurre en Tamaulipas.

¿El DIF, y su presidenta, en esos bretes?

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