Al Vuelo/ Por Pegaso

Opinión

Voto

El voto es un acto por el cual una persona expresa libremente su apoyo y preferencia por cierta propuesta política, durante un proceso que generalmente inicia con una campaña, continúa con una jornada electoral y concluye con la presentación pública de los resultados y entrega del acta de mayoría del vencedor.

Durante muchos, muchos años, votar fue derecho exclusivo del hombre, pero en México, el 17 de octubre de 1953, el Gobierno de la República promulgó reformas constitucionales para que también la mujer gozara de este privilegio.

No soy jurisperito ni doctor en derecho, pero creo que el espíritu del Constituyente fue que el voto sea un instrumento para expresar la voluntad del pueblo y que esa voluntad sea soberana.

No hay forma, por ejemplo, que si en una votación constitucional Fulano obtenga mayoría de votos, alguien venga y le quite el triunfo.

Salvo que fallezca, que pierda sus facultades mentales o que cometa un crimen mayor, los puestos obtenidos por elección popular son irrenunciables.

Por eso mismo no me explico aún, a casi un año de distancia, cómo es que un partido político ganó la mayoría (MORENA), pero los diputados locales de ese partido perdieron la Presidencia de la Junta de Coordinación Política.

En los primeros meses, como dice la ley, la bancada morenista tuvo el control de la JUCOPO. Mi compadrazo del alma, Armando Zertuche Zuani estuvo al frente de ese órgano de dirección, sin embargo, el gusto no les duró mucho, porque con dinero de la Secretaría de Finanzas, el entonces Gobernador panista Cabeza de Vaca, con la operación de Gerardo Peña Flores, compraron a varias diputadas de MORENA, para así tener la mayoría de legisladores y por ende, la Junta de Coordinación.

¿Y el voto ciudadano?¿No que era soberano?

El partido que ganó la mayoría debe tener el control del Congreso.

Yo voté por el diputado de mi distrito que representaba cierta ideología o plataforma, pero después este cambió de bando y me dejó chiflando en la loma. Me traicionó.

Hubiera sido muy fácil (el hubiera no existe, se asoma uno de mis dos o tres lectores) presentar un argumento jurídico con el uso de una herramienta llamada Hermenéutica, que consiste básicamente en escudriñar el espíritu del Constituyente sobre determinado tema.

A eso se dedican los abogados constitucionalistas.

Hubieran llegado a la misma conclusión: La voluntad ciudadana es soberana. Y si la voluntad del pueblo quiso que MORENA tuviera la mayoría, y por ende, el control del Congreso, ese es un tema inatacable. Debe existir jurisprudencia al respecto.

Pero bueno. Haciendo uso de las mismas mañas que Cabeza de Vaca y su banda aplicaron a principios de año para arrebatar la JUCOPO a MORENA, éstos accionaron para desechar tal órgano de control interno y crear uno nuevecito, flamante, con nuevas atribuciones que permitirán -finalmente- que el Gobierno de Américo Villarreal Anaya funcione como debe ser: La Junta de Gobierno (JUGOB).

Aún así, todavía queda la paradoja del control que mantiene Cabeza de Vaca sobre el Poder Judicial.

Su “Fiscal Carnal”, Irving Barrios, ha dicho en repetidas ocasiones que no sigue órdenes de su ex patrón, pero en el terreno de los hechos, continúa formando parte de su proyecto político.

En fin, una victoria del gobierno americanista sobre el cabecismo.

Esperamos que pronto rinda frutos y empiecen a caer los primeros funcionarios de la Administración pasada involucrados en la red de corrupción que tejió el jefe de ese cártel político.

Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “¡Obtén, antropoide, tu fruto de Musa paradisiaca”. (¡Toma, chango, tu banana!)

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