Al Vuelo/ Por Pegaso

Opinión

Adoctrinamiento

Cuando el Cuarto Reich de Adolfo Hitler estaba en su apogeo, allá por los años 1939 a 1945, la forma de adoctrinamiento hacia la población era mediante el cine, la radio y la prensa escrita, incluyendo los libros escolares.

Su filosofía estaba inspirada en la obra de Nietzsche, con el superhombre como meta final.

La supremacía del hombre blanco teutón sobre el resto de las razas a las que consideraban inferiores, como los judíos, los negros y los gitanos.

A todos ellos los llevaban a grandes campos de concentración, como el de Auschwitz, donde las personas que morían eran recicladas en forma de jabón.

El adoctrinamiento, según la Real Academia de la Lengua Española, es el acto de inculcar a alguien determinadas ideas o creencias.

La Wikipedia abunda en el concepto: “El adoctrinamiento (a veces llamado indoctrinación, por influjo del inglés), a diferencia de la educación que se da en una estricta neutralidad e imparcialidad, es el conjunto de medidas, prácticas educativas y de propaganda tomadas por una autoridad, ya sea epistémica o deóntica, encaminadas a inculcar determinados valores o formas de pensar en los sujetos a los que van dirigidas. Históricamente el adoctrinamiento ha sido promovido tanto por las élites sociales dominantes como medio de control social no explícito ni necesariamente coactivo, pero sí influyente, como por grupos religiosos e ideológicos extremistas frecuentemente contrarios al orden establecido”.

Viene a cuento todo este preámbulo porque ya todos los sectores de la sociedad involucrados en el tema de la educación pública han manifestado sus puntos de vista en torno a los nuevos libros de texto gratuitos, algunos a favor y otros en contra, pero la polémica está servida.

Muchos consideran que se trata de un adoctrinamiento a nuestros niños para cancelar su capacidad de razonar y de cuestionar todo acto de autoridad.

Basan lo anterior en que los nuevos volúmenes que serán repartidos en los planteles educativos –lo que ahora se conoce pomposamente como “La Nueva Escuela Mexicana”- han quitado casi por completo las Matemáticas en pro de una enseñanza abiertamente socialista.

Sin haber sido consultada la sociedad para elaborar dichos libros, la Secretaría de Educación Pública mandó imprimir millones de ellos con el costo económico que eso conlleva.

La Unión Nacional de Padres de Familia ya se amparó y esperan que el juez federal dé marcha atrás y se evite que ese material llegue a manos de los niños.

Los persignados dicen que los libros de quinto, por ejemplo, tienen contenido sexual implícito, que se está adoctrinando a los estudiantes para que acepten que hay más de un género y más de un tipo de matrimonio.

El contenido de los nuevos libros de texto incluye ideas como el derecho de los niños de conocer y desarrollar su preferencia sexual desde temprana edad.

Y si nos vamos al renglón de la Historia, el adoctrinamiento es aún más manifiesto, puesto que se ataca el sistema neoliberal y se sublima a la Cuarta Transtormación.

Lo que significa que la lucha que desde el inicio de su mandato declaró el Pejidente ALMO contra los malvados neoliberales, conservadores, fifíes, periodistas chayoteros y aspiracionistas, los ha trasladado hasta los libros de texto.

Yo veo que este gobierno avanza a pasos agigantados hacia una dictadura de izquierda radical; solo espero que no llegue a los niveles que alcanzó el Cuarto Reich, porque entonces, sí, todos los que no estamos de acuerdo con “Ya Saben Quien” terminaremos en campos de concentración o convertidos en jabón Zote.

Termino mi colaboración con el refrán estilo Pegaso: “A asear las prendas con el chaca-chaca”.  (A lavar la ropa con el “chaca-chaca).