Al Vuelo/ Por Pegaso

Opinión

Faranduleros

Al ver que profesiones como el periodismo o la litigada ya no son negocio y ya no puede uno vivir dignamente de ellos, algunos compañeros han optado por otro tipo de actividades un poco más rentables.

Como tenemos que corretear la chuleta todos los días, hay quienes se meten de tianguistas, de traileros y de vendedores de casas donde, según dice el Alcalde, puede uno ganar hasta 60 mil pesos mensuales.

Hay otros que prefieren la farándula, como el siempre imitado pero jamás igualado Fidel Rodríguez Mireles, integrante del PRD y eterno aspirante a lo que sea.

Fidel, abogado de profesión, fue llamado por el profesor de teatro Arturo García para que participara en una telenovela que transmitirá próximamente mediante un canal de Facebook.

Lo malo es que a las primeras de cambio, nuestro aclamado histrión fue víctima de la violencia y falleció en plena calle, tal como lo indicaba el guión de la peli.

No es el único. Otro político y médico que también ha hecho sus pinitos en el Séptimo Arte es el doctor Poncho De León.

El primer actor ha participado en varias cintas de acción donde la hace de jefe mafioso, pero con tanto profesionalismo, que hasta nos llegamos a creer que es más sádico que los que mataron a los cinco jóvenes de Lagos de Moreno, Jalisco.

En la vida real el doc no mata a una mosca y es un gran amigo. Pero de repente nos tomamos la libertad de bromear a sus costillas.

En la última producción de Frank González llamada “Una pareja implacable”, donde participó De León, también anduvo por ahí de extra el conocido abogado y notario Rodolfo Parás Fuentes.

El fenómeno de los periodistas y profesionistas que se dedican a la farándula no es algo nuevo.

Hace muchos años, allá, por los noventa, había un comandante de la Policía Federal en Miguel Alemán, llamado Ignacio Licea Álvarez.

No sé quién, de los muchos periodistas que cubrían la fuente, le calentó la cabeza diciéndole que era muy chingón y que sus hazañas merecían ser inmortalizadas en el celuloide.

Total, el comandante puso la lana y el o los periodistas buscaron a un productor que se diera a la tarea de hallar un buen reparto e iniciar con el rodaje.

Un compadre mío, ya fallecido, Servando Cárdenas, corresponsal de la revista Peligro! de México, fue contratado para actuar de extra.

En las primeras escenas ocurría un intercambio de fuego entre el valeroso federal y los malvados narcotraficantes. Y fue precisamente en esa escena cuando mataron a mi compadre de un balazo.

Cuando lo ví unos días después le dije en tono de burla: “Pinche compadre. Así nunca vas a hacer carrera. Te mataron en la primera escena, cabrón. ¡Juar, juar, juaaaaar!”

Como al comandante Licea le gustaban mucho los reflectores, hasta un corrido le compusieron. Está incluido en un disco de Los Invasores de Nuevo León llamado “La Ley del Corrido”.

Yo no sé si la vida me llevará por otros derroteros diferentes al periodismo, porque es la única cosa que sé hacer medianamente bien.

Pero uno nunca sabe. Tal vez a la vuelta de la esquina esté algún productor de Hollywood que me ofrecerá algún jugoso contrato para actuar al lado de artistas consolidados, como Arnold Schwarzenegger, Silvester Stallones y Bruce Willis.

O tal vez para escenificar un largometraje de corte romanticón al lado de alguna diva, como Scarlett Johanson, Penélope Cruz, Salma Hayek o Gal Gadot.

Nomás es cuestión de probar.

Si Fidel y Poncho lo hicieron, ¿por qué diablos no podría hacerlo yo?

LA FALLA DE ANDRÉS: Que dice ALMO que no se burló de los jóvenes asesinados y se considera víctima de un compló.

Viene el refrán estilo Pegaso: “Procesador de calzado, a tu calzado”. (Zapatero, a tus zapatos).