EN CONCRETO/ Por: Blanca Leticia Guerra

Opinión

RAPSODIA

En un espacio de no más de 2×2 metros, en un escenario casi vacío, con una actriz
sentada en una butaca como si fuese cualquiera de nosotros, se plantea un
cuestionamiento ¿cómo vive una madre la desaparición/asesinato de su hijo? ¿hay
lugar para la culpa?

Y es que la realidad de México, de Reynosa, a unos 10 o 15 años de que arreciara la
ola de violencia a causa del crimen organizado, sigue siendo atroz, una de las ciudades
más peligrosas de México…

Pero ¿cómo se vive cuando quien desaparece es nuestro propio hijo? ¿qué pasa
cuando sabemos que este hijo anda en malos pasos?… Este es el tópico de
“Rapsodia” escrita, dirigida e interpretada por Caridad Gómez, quien por unos 40
minutos retrata la angustia, la culpa, la desolación, la rabia de perder a un hijo bajo
estas circunstancias…

Esta madre, la de la obra, lo encuentra – ni siquiera la esperanza le quedó – así inicia la
obra, pero solo para darse cuenta que lo que se dijo que era un robo, no era otra cosa
que un ajuste de cuentas…

Con esta obra inició el Primer Festival de Dramaturgia Reynosense “Teatro, Testigo de
la vida”… Arrancamos fuerte.

Previo a la función, para la declaración inaugural del evento, María Esther Camargo
Félix, Coordinadora de de Comisión de Cultura de Reynosa, dirigió unas palabras en
representación del alcalde Carlos Peña Ortiz, en las que mencionó la relevancia de

este festival como un reflejo del movimiento cultural de esta ciudad y la contribución al
patrimonio artístico de la región.

Por su parte, Haydee Álvarez Ortuño, directora del IRCA, fue quien presentó el libro
“Dramaturgia Reynosense, volumen 1” donde se recopilan todos los textos derivados
del taller que se ofreció en abril y mayo.

Medardo Treviño, quien impartió el taller, habló de sus orígenes en el teatro y en la
dramaturgia como un camino que recorrió desde su juventud y que le permitió
reconocerse en su entorno, entonces no tuvo más remedio que escribirlo.

Vaya que es congruente el nombre del festival y también de suma importancia que este
tipo de temas sean planteados en los escenarios, ¿en qué otro lugar? si de pronto las
circunstancias no nos permite gritarlos como a veces se quisiera.

Es también indispensable decir que son las artes, al igual que el deporte, un espacio no
tangible que nos permite como sociedad ir poco a poco abriendo camino, ofreciendo
otras posibilidades de vida, si no pregúntele a quien les practica…

¿O usted qué piensa?