VIDA DIARIA/ Por Rosa Elena González

Opinión

Hace varias lunas que el cartero no es esperado con emoción porque los whatsapp, o los inbox en el mensajero del Facebook hacen su función, la carta escrita en papel, al igual que los carteros, pasó a la historia,

Los adultos poco les recuerdan, los jóvenes no les conocen y los niños creen que los carteros son leyenda urbana o personajes de ficción. Y sin embargo, aún existen, están ahí viendo pasar el tiempo, observando como la tecnología les ganó terreno.

Fueron los carteros durante muchos años el vínculo entre las personas, ellos acortaban las distancias para llevar alegrías y en ocasiones tristezas, igual llevaban imágenes en las tarjetas postales que despertaban la imaginación, pero hoy están en fase de extinción.

Lo anterior viene a colación porque ayer, 12 de noviembre, fue el Día del Cartero y nadie lo celebro, las viejas generaciones lo olvidaron y las nuevas no celebran algo que no conocieron.

A muchos de los que hoy ya están en el 65 y más seguramente el cartero les recuerda una carta de amor, y a otros la emoción que les originaba ver a sus madres felices cuando llegaba el giro postal que cambiaban en la oficina de correo porque les traía bienestar.

Hoy el cartero ya no es mensajero de buenas noticias, solo trae las cuentas por pagar, ya no se escucha el silbato sonar para entregar la carta del amor lejano, el familiar o la buena amistad.

Solo queda recordar que El Día del Cartero y del Empleado Postal fue establecido el 12 de noviembre de 1931 en México para reconocer la labor que realizan los carteros llevando los mensajes a la sociedad; fue en ese mismo año cuando los empleados postales festejaron por primera vez.

En el año de 1947 se imprimió un timbre dedicado al cartero y por lo general un mes antes de la celebración se imprime la leyenda, “12 de noviembre Día del Cartero” en los sobres de la correspondencia, pero si no llega el cartero menos nos dimos cuenta si aún se impone la estampilla conmemorativa.

Se sabe que el Día del Cartero fue promovido en reconocimiento a dos carteros que salvaron la correspondencia en situaciones críticas; uno en un tren dinamitado por los revolucionarios y otro que cubría la correspondencia con su gorra y su saco para que no se mojara.

La existencia de los carteros en México se remonta a antes de la llegada de los españoles; los prehispánicos utilizaban el servicio de postas que era llevado a cabo por corredores rápidos y fuertes que recorrían grandes distancias para llevar las noticias de un tlatoani, o rey, a otro.

El servicio postal se estableció durante el Imperio de Maximiliano; se empezaron a colocar los buzones y a usar los sobres postales, hace como 30 años aún se podían encontrar los buzones por diferentes partes de la ciudad. Como había confianza y seguridad, ahí la ciudadanía dejaba su carta con timbre y remitente.

Cierto, la misiva tardaba y la contestación no era rápida, la inmediatez era tratada a través del telegrama que igual entregaban los empleados del Servicio Postal.

A pesar de la aparición de los medios de comunicación modernos, ningún medio ha logrado reemplazar totalmente al sistema de correos; que actualmente también hace uso de la tecnología, ofrece su página web y hasta funciona como servicio bancario, pero el cartero hoy es poco valorado.

Aunque entregar cartas de amor ya no es su función y lo que nos traen a casa solo es la notificación de los adeudos pendientes, igual soportando las inclemencias del tiempo y hasta la indiferencia de la gente, contra todo, los carteros aún existen, Y SI, SON LEYENDA.

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