Los Carmona

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

Desde que existe México, y aún antes, las aduanas han sido una fuente generosa de recursos económicos para el gobierno, para las facciones que se disputaban el poder, y por supuesto para los particulares que han tenido acceso, control, manejo y/o participación en su operación.

En la época revolucionaria, y antes en la juarista, lo primero que aseguraban los grupos que pretendían ser y hacer gobierno, era el control de las aduanas: de Nuevo Laredo, la aduana terrestre más importante de América latina; la de Veracruz marítima al Golfo de México y Acapulco al Pacífico, sustituida recientemente por Manzanillo.

Las Aduanas han servido como garantía para empréstitos para gobiernos en apuros, como fuente de financiamiento para rebeldes contrarios al gobierno establecido, así como garantía de acceso único y exclusivo a armamento, parque y repuestos para maquinaria y vehículos.

En los años recientes, el público del interior del país, el público que no conoce la dinámica de las aduanas, las personas que no tenían idea del volumen de recursos económicos que se mueven en las aduanas, se asomaron y se asombraron del trasiego de dinero que de las aduanas, -particularmente las de Tamaulipas-, se aplicó en la campaña de Mario Delgado, para la presidencia de morena, y posteriormente en 8/12 elecciones de gobernador y locales en Tamaulipas, de Ayuntamientos y del Congreso local.

Los hermanos Carmona tuvieron el control de las Aduanas, por un tiempo. El volumen de ganancias es tan grande, que el «alquiler» de las aduanas se llega a establecer por meses o semanas. El contrabando, que es el delito que se comete en las aduanas, y que es evasión de impuestos de importación (y exportación) no lo inventaron los Carmona, ni los morenos, ni apareció por generación espontánea en este sexenio. Ese actividad existe, y hay registro desde que se crearon los puestos fronterizos.

El delito que se comete en las aduanas, insisto, es el contrabando, la evasión de impuestos de importación. No es el güachicol (que es la ordeña de ductos), ni el tráfico de drogas, ni el asesinato. Para denostar a los Carmona y a los políticos financiados por ellos, se ha empleado el mote de guachicoleros, que es inexacto, pero que se entiende porque es una palabra cacofónica, o pa que me entienda: se oye gacho.

Las redes sociales, con su facilidad de compartir información y la poca discreción de los Carmona, fueron los ingredientes que se conjuntaron para que la historia de unos «financiadores’ políticos fuera ventilada públicamente. Financiadores han sido Ramiro Garza Cantú, (pero del reynosense ni fotografías hay en la Internet). Financiador de Geño fue el constructor Fernando Cano, del que ya poco se habla. Financiador de varios políticos de diversas siglas han sido los hermanos Cantú Barragán de Reynosa.

Para entender la reacción de los comentaristas y de la clase política, les diré que los capitalinos (Victoria y CDMX) suelen escandalizarse mucho de los delitos que no se cometen en su tierra. Se escandalizan del güachicol, porque ahí no hay ductos para ordeñar. Se escandalizan del contrabando, porque están muy lejos de la frontera. En contraparte, poco hablan o escriben de los delitos que se cometen frente a ellos.

Regresando con los Carmona, es entendible que en vísperas de definir a los candidatos de morena a diputados federales, locales, senado y ayuntamiento, se vuelva a hablar del financiamiento que tuvieron los políticos que hoy buscan su reelección u otro cargo.

Del tema Carmona, lo que para mí es nuevo, es la revelación de tres nombres, de tres personajes cercanos al empresario asesinado en San Pedro, Nuevo León, que fungieron como correo y correa de transmisión entre los Carmona y los políticos.

Horacio García Rojas, dentista y subsecretario de salud con Cabeza de Vaca. Primo hermano de la diputada Olga Juliana Elizondo.

Víctor Sáenz Martínez.- ex jefe de la Oficina del gobernador con Cabeza de Vaca, hermano del directivo de la Comisión Federal de Electricidad asesinado en el estacionamiento de una empresa editorial. Sáenz Martínez conservó la Notaria Pública que le obsequió Cabeza de Vaca, a pesar de ser parte de un paquete de alrededor de treinta Notarías, asignadas sin cumplir con lo que estipula la ley.

Gilberto Salguero. Ex policía de Caminos y ex funcionario municipal en Reynosa. Atiende algunas empresas del difunto, ahora de la viuda.

El costo político de la vinculación con los hermanos Carmona, ha sido repartido en forma dispareja, pues los señalamientos han apuntado siempre a dos o tres personajes, que han tenido la decencia de aguantar callados y no negar su cercanía.

De los que se beneficiaron y han pretendido deslindarse, tenemos a la diputada Olga Juliana Elizondo, que aparece en las fotografías con todo el grupo Carmonista y que es familiar del doctor Horacio García Rojas.

Mismo caso lo tenemos con el presidente municipal de Victoria, Eduardo Gattas, que desde la campaña se trepo a la Suburban de los muñecos.

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