AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Manías

¡Señor!¡Señora!¡Señorita! ¿Es usted de los que aún se toman selfies con la mano estirada hacia arriba y agachándose como si fuera a cagar?

Si usted lo sigue haciendo, debe saber que ya está fuera de moda. Son contadas las personas que se siguen tomando selfies en la actualidad. Puede ser que el coronavirus haya modificado algo nuestro comportamiento, pero por lo que he visto, ya hay pocos que tienen la manía de tomarse selfies en cada esquina, cuando están comiendo o hasta cuando van al excusado.

Admito que pensé que algún día, al paso de varias generaciones, los seres humanos evolucionaríamos en una nueva especie que tendría un brazo mucho más largo que el otro, que la selección natural haría su chamba y nos convertiríamos en una especie de Homo selficus.

Pero no. Como el resto de las modas y las manías, ésta ya va desapareciendo y cada vez son menos los que la practican.

Que me acuerde en este momento, solo mi amigo Hugo Reyna lo sigue haciendo, y ya cada vez de manera más esporádica porque ya se le ve la lona.

Y como esa, todas las tendencias que nos ha traído la tecnología van pasando.

Por ejemplo, los retos virales.

Ya casi nadie es tan pendejo como para hacer caso de sus cuates y tragarse una cucharada sopera de canela molida. Después de los muchos ahogamientos y fatalidades que hubo, ya nadie se anima.

Tampoco el reto de la ballena, donde los escuincles agarraban una navaja de afeitar y se dibujaban una ballena en el brazo.

Otra de las manías que están desapareciendo son las ladies y lores. Que si alguna señora que vende tamales en la esquina le arrimaba un madrazo al policía que iba a desalojarla: Lady Tamales; que si un influyente con Rolex cesaba a un agente vial por infraccionarlo: Lord Rolex; que si alguien se aventaba un pedo en el metro: Lord Pedo… Y así, sucesivamente. Los mexicanos, que normalmente no tenemos otra cosa mejor que hacer que reírnos de nuestros semejantes, encuentramos en estas modas una oportunidad inmejorable para expresar nuestro ingenio y originalidad.

Hoy tenemos, sin embargo, otra moda que inunda las redes sociales y nos tiene hasta la madre: Los videos Tik tak.

No sé a quién se le ocurrió tal estupidez, pero lo que sí puedo asegurar es que ya se hizo multimillonario con esa aplicación, porque todo el mundo la utiliza.

El Tik Tak no es más que un video corto, donde cada persona, hombre o mujer, hace algo, cualquier cosa, y luego le agrega orejitas y hociquito de perro, u ojos saltones, o bigotes de gato. También se puede cambiar el tono de la voz para hacerla chistosa.

Divas como Talía, Erika Buenfil y Susana Zavaleta, son las más grandes impulsoras de esta nueva moda que es tendencia mundial.

Pronto pasará, y será sustituida por otra forma de perder el tiempo quizá más estrambótica. El ser humano tiene una capacidad tremenda de innovación, y no creo que pase mucho tiempo antes de que alguien saque alguna aplicación para cortarnos la cabeza y ponérsela a otro, una de rayos equis para verle los calzones a la vecina o una más para parecernos a nuestro artista favorito. (Nota de la Redacción: El autor comenta en una anotación ad marginum que las tres ideas las ha registrado ante la Dirección General de Derechos de Autor, para cualquier efecto legal).

Por cierto, ¿alguien se acuerda de una quinceañera que se llamaba Rubí y que se volvió moda allá por el 2015 o 2016?

Yo no.

Porque además, ni me invitó a su pachanga.

Va el refrán estilo Pegaso: “No existe daño secular”. (No hay mal que dure cien años).