BANDA DE PEDIGUEÑOS INVADEN EL H. GENERAL

Portada Reynosa

Por Verónica Pérez/EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Reynosa, Tam.- Una bien organizada banda de pedigüeños estafadores, diariamente toman por asalto diversas instituciones, dependencias, comercios y especialmente hospitales, donde aprovechando la sensibilidad familiares y pacientes que acuden a visitar a sus enfermos o acuden a consulta, les meten la uña, sacándoles fuertes sumas de dinero.
Uno de los principales lugares que estas personas utilizan para hacer de las suyas, es el Hospital General, donde con una ajada receta médica de algún consultorio equis, y biblia en mano, acuden a los servicios de emergencia, estacionamientos, accesos y consultorios.
ENGAÑAN EN NOMBRE DE DIOS
Ahí abordan a quien se topen y tras realizarles la lectura de algún versículo del manual de vida, sueltan su petición adosada con llantos, lamentos y una larga lista de enfermedades, e inclusive en algunos casos, anunciando el fatal fallecimiento de sus hijos o sus padres, acusando al personal de dirección de que les impiden sacar los cuerpos, si antes no pagan elevadas cantidades de dinero por concepto de la hospitalización.
El sujeto que mostramos en la fotografía central, es todo un profesional de la engañifa, es uno de los más osados pedinches que, aunque está bien identificado por el personal del hospital como un sujeto sin oficio ni beneficio, que además utiliza el dinero que recauda para consumir alcohol y droga, nadie se atreve a denunciarlo.
IGNORANTES O CÓMPLICES
La lacra llega a extremo de decir que cuenta con la protección o permiso especial del personal de trabajo social para hacer sus peticiones de apoyo, pero cuando las personas tratan de revisar su receta para ayudarle a conseguir el medicamento, se enfurece y no deja que nadie la tome, gritándoles con cinismo, “si no me ayudas con dinero, no me ayudes con nada…”
Miembros de asociaciones y clubes sociales se han dado a la tarea de revisar los antecedentes de este tipejo, quien en ocasiones se hace acompañar de una señora al parecer de nombre Patricia, y unos menores, que presentan como hijos de ambos, quienes también los secundan con un extraordinario papel histriónico, llorando y fingiendo desmayarse para provocar la lástima y la compasión de las personas de buenos sentimientos que, en las más de las ocasiones caen en su engaño, dándoles hasta el último centavo que portan, para que estos en pocas horas de embriaguen o se droguen a sus costillas.
MUJER FINGE TENER CÁNCER
La mencionada mujer (Patricia) en ocasiones se corta el pelo a rapa, para fingir que tiene cáncer, que está en un proceso de quimioterapias y causar lástima en las personas, pidiendo dinero también a las afueras de la clínica 33 del IMSS.
Del sujeto, se dice que este tiene cuando menos cinco años de andar estafando con el cuento de la salud, hace varios años tiempo era trabajador de PEMEX y luego llegó a ser gerente de una tienda Cooppel, pero utilizó a su madre para sacar un crédito en muebles, ropas y enseres del hogar que luego no pagaron y fue despedido, porque además le descubrieron un desfalco de diversas cuentas, dinero que usaba para satisfacer sus adicciones.
DENUNCIAN Y NO LOS SACAN
Personal de seguridad del Hospital General, han llegado a comentar que tal vez si es cierta la complicidad y protección que les brinda la gente de trabajo social al individuo, porque, aunque ellos los han sacado del hospital por quejas de los usuarios que se han visto estafados, solo pasan unos minutos cuando estos ya están de nuevo adentro, molestando a los familiares de los pacientes o a los mismos enfermos que acuden a atención.
Al parecer de todo esto también está enterada la directora del Hospital, doctora Margarita Isabel Ceccopieri Rojano, pues, aunque denuncias han llovido a raudales contra estos y otros individuos que acuden a pedir limosna, simplemente no actúa, ni hace nada al respecto.
“MATAN” A FAMILIARES
Se comenta que algunas veces estos falsos mendigos, piden dinero para sepultar a algún familiar y al día siguiente con mucha desvergüenza vuelven al hospital, para pedir que les cooperen con medicamentos “para salvar de morir a sus familiares” que un día anterior ya habían dado por muertos, aprovechando que cada día van personas diferentes al nosocomio.
Es una pena que existan este tipo de personas que llevan años lucrando con el dolor ajeno sin que a la fecha nadie se atreva a retirarlos de esa institución, donde se dice, que se llevan hasta tres o cuatro mil pesos diarios producto de su lucrativo engaño a la gente de buen corazón.