El plan Colima

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

Es muy probable que no tengan un plan ranchero, que no sepan como hacerle, que no tengan idea de lo que se necesita y que no cuenten con un modelo, pero lo que sí tienen bien claro es el objetivo que quieren conseguir, la meta que desean alcanzar, el botín que quieren tomar, la ambición de hacerse del gobierno de Tamaulipas.

«El modelo Colima», que seguramente ignora el Veterinario Dámaso Anaya, político doméstico que recién descubrió que hay vida más allá de Güemes, es la ruta que siguió el exgobernador de Colima para hacerse del Poder Ejecutivo del gobierno de su Estado, apalancado desde la rectoria de la Universidad Autónoma de Colima, en la que fungió como porro, catedrático, directivo, rector y casi dueño.

Fernando Morena Peña es el personaje que podría servir de modelo para el rector de la Autónoma de Tamaulipas, para cristalizar su deseo de heredar el cargo que hoy desempeña su primo, que ha dado múltiples y evidentes pruebas de que le guarda afecto a su familiar, como lo demuestra su paso por la Secretaria de Desarrollo Rural y su actual «investidura» como rector de la UAT.

El Primo de oro no le ha dado el carácter de secreto, ni siquiera de discreto, a su deseo de ser gobernador, y a su actuar con esas miras y propósitos de heredar la silla del primo. Sus actividades, su agenda, sus redes sociales y su equipo de comunicación social, se preocupan y se ocupan de muchas cosas, la mayoría alejada de las tareas sustantivas de la universidad y de lo que se esperaría de su máxima autoridad.

Un día sale entrenando perros, otro día firmando acuerdos que no valen más que el papel donde se plasman, ni tienen beneficios posteriores, con regularidad se asumen como ayudantes del DIF, frecuentemente aparece como acompañante de su primo en eventos ajenos a la institución que representa, también aparece en actos políticos, disfrazados de eventos sociales y acompañado de candidatos a cargos de elección popular.

El Chaparrón Bonaparte que dirige los destinos de la UAT, tiene grandes ambiciones, a la altura de uno de sus apodos (Bonaparte), su cercanía al gobernador no la utiliza para conseguir más recursos para la Universidad, para mejorar sus instalaciones, para ampliar su cobertura, para mejorar los ingresos y prestaciones de sus trabajadores, para sanear la institución o para dotar de mejor infraestructura a su comunidad, sus afanes están dirigidos en asumir el control total de la UAT, en particular de los dineros, y en construir un sueño, que no tiene más sustento que el gran afecto que le tienen en la casa del primo.

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