DESDE LA FRONTERA

Opinión

POR PEDRO NATIVIDAD

En Nuevo Laredo, la historia de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (COMAPA) es una de resurgimiento y esfuerzo por devolver la dignidad a un organismo que, en su momento, fue símbolo de corrupción y mal manejo. Con la llegada de Carlos Canturosas al gobierno municipal, comenzó el arduo trabajo de rescatar una COMAPA que estaba desfalcada, tanto que se decía que operaba como la «caja chica» del PRI. Durante su mandato, y con la posterior gestión de Enrique Rivas y finalmente Carmen Lilia Canturosas, la COMAPA de Nuevo Laredo ha dejado atrás esa oscura época y se ha convertido en un organismo sólido y bien administrado. Sin embargo, el panorama parece estar a punto de cambiar radicalmente con la inminente intervención del gobierno estatal.
Recientemente, el secretario de Recursos Hidráulicos, Raúl Quiroga Álvarez, anunció que el gobierno del estado tomará el control de las COMAPA en todo Tamaulipas, incluyendo la de Nuevo Laredo. Esta medida, que se desprende de una iniciativa que el gobernador Américo Villarreal Anaya presentará ante el Congreso local, transferirá los recursos económicos, materiales y humanos de estos organismos a la Secretaría de Recursos Hidráulicos, quitando a los alcaldes la autoridad sobre ellos y relegándolos a un papel al que llaman meramente testimonial.
El argumento detrás de este cambio radical es que las COMAPA en Tamaulipas presentan serios problemas financieros y operativos que impiden su crecimiento y fortalecimiento. Sin embargo, la excepción a esta regla es precisamente la COMAPA de Nuevo Laredo, que ha logrado sortear los desafíos y salir adelante. Bajo la dirección de los gobiernos municipales recientes, esta COMAPA ha saneado sus finanzas, eliminado deudas y ha comenzado a operar con eficiencia, alejándose del pasado turbio que la caracterizaba. Este logro no es menor y refleja un esfuerzo conjunto por parte de la administración local para transformar un organismo que estaba al borde del colapso.
La decisión del gobierno estatal de centralizar el control de las COMAPA plantea una serie de interrogantes y preocupaciones. ¿Por qué intervenir en un organismo que ha demostrado ser capaz de auto-gestionar sus recursos y mejorar su operatividad? ¿Es esta medida una solución real a los problemas que enfrentan otras COMAPA en el estado? La intervención del estado en un organismo que ha mostrado signos de recuperación podría ser vista como un retroceso para Nuevo Laredo, que ha trabajado arduamente para reconstruir su COMAPA desde las cenizas.
Además, la centralización de estos organismos podría diluir los logros alcanzados a nivel local y poner en riesgo la continuidad de las políticas que han permitido su fortalecimiento. La administración de Carmen Lilia Canturosas, al igual que sus predecesores, ha demostrado que con voluntad política y una gestión eficiente, es posible transformar las instituciones. Sin embargo, la toma de control por parte del estado podría deshacer parte de ese trabajo, ya que el manejo centralizado puede no responder a las necesidades específicas de cada municipio.
Raúl Quiroga Álvarez, al anunciar esta medida, señaló que las COMAPA, excepto la de Nuevo Laredo, arrastran deudas significativas con la Comisión Federal de Electricidad, el IMSS y el ISSSTE, y enfrentan problemas graves como fugas en la red de agua que requieren inversiones millonarias para ser solucionados. Sin embargo, ¿no debería el estado enfocarse en resolver los problemas de las COMAPA que realmente están en crisis en lugar de intervenir en aquellas que han demostrado eficiencia?
El futuro de la COMAPA de Nuevo Laredo bajo control estatal es incierto. Lo que está claro es que este organismo ha sido un ejemplo de cómo la gestión local puede hacer la diferencia en el manejo de los servicios públicos. La esperanza es que cualquier cambio que se implemente no socave los avances logrados y que la intervención estatal respete y potencie los logros alcanzados por el gobierno municipal.

EL LIDERAZGO DE ILLOLDI
En un movimiento que subraya la continuidad de la administración estatal, el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, entregó el nombramiento como nuevo secretario del Trabajo y Previsión Social a Luis Gerardo Illoldi Reyes, quien asume el cargo tras la salida de Olga Patricia Sosa Ruíz, ahora senadora electa. Este cambio se da en un momento crucial para el estado, con retos laborales que exigen una gestión eficaz y comprometida.
Luis Gerardo Illoldi Reyes no es ajeno a las complejidades de la administración pública. Con una trayectoria reconocida tanto a nivel estatal como municipal, ha ocupado diversos cargos en el Ayuntamiento de Victoria y en el Gobierno de Tamaulipas. Su experiencia más reciente como subsecretario de Egresos de la Secretaría de Finanzas, así como su paso por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente en Ciudad Victoria, lo posicionan como un funcionario con un perfil técnico y administrativo robusto, respaldado por su formación en Administración y una Maestría en Dirección Empresarial con énfasis en Finanzas.
Tamaulipas, que ha logrado destacar en conciliación laboral, deberá ahora enfocarse en preservar esa estabilidad mientras se enfrenta a estos nuevos retos.
Lo que está claro es que el gobernador Américo Villarreal ha depositado su confianza en un funcionario experimentado, con la esperanza de que su liderazgo permita a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social no solo mantener sus logros, sino también adaptarse a las nuevas demandas del entorno laboral. El tiempo dirá si este nombramiento marcará una nueva era en la política laboral de Tamaulipas, o si será una continuación del camino ya trazado.

OTRO AUMENTO AL PASAJE Y CON LAS MISMAS CHATARRAS
El transporte público en Tamaulipas vuelve a ser el centro de controversias, esta vez debido a un nuevo aumento en las tarifas. A partir de este 1 de agosto de 2024, los ciudadanos tendrán que pagar once pesos para el público en general y ocho pesos para adultos mayores, estudiantes y personas con discapacidad. Este incremento viene acompañado de promesas recurrentes por parte de las autoridades estatales: la modernización del transporte público, con unidades nuevas y dignas, parece ser un espejismo que se aleja cada vez más.
Las promesas de transformación del servicio, que incluyen garantizar un transporte seguro, eficiente, oportuno, de calidad y accesible, han sido un mantra repetido por varias administraciones estatales. Sin embargo, la realidad dista mucho de estos compromisos. Las unidades en servicio siguen siendo, en su mayoría, obsoletas, ineficientes y, en muchos casos, auténticas chatarras que ponen en riesgo la seguridad de los usuarios. La experiencia diaria del ciudadano promedio es la de un transporte público deficiente que no corresponde con las tarifas que ahora se imponen.
La situación se agrava al considerar que, además del aumento base, se ha autorizado un posible incremento adicional del 20% en las tarifas si el servicio se presta fuera del horario normal, que abarca de 5:00 de la mañana a 10:00 de la noche, de lunes a domingo. Esta medida, publicada en el Periódico Oficial del Estado, establece una carga económica aún mayor para aquellos que dependen del transporte en horarios atípicos, lo que afecta particularmente a los trabajadores que cumplen turnos nocturnos y a quienes deben trasladarse en las primeras horas de la mañana.
Este aumento de tarifas se suma a una larga lista de incumplimientos por parte de sucesivos gobiernos que han prometido modernizar el transporte público en Tamaulipas. Cada administración ha utilizado la retórica de la modernización, pero los resultados tangibles siguen siendo escasos. La modernización de la flota, la implementación de un servicio más seguro y eficiente, y la mejora en la calidad del transporte siguen siendo promesas vacías que no se han materializado.
La pregunta que queda en el aire es ¿la actual administración podrá romper este ciclo de promesas incumplidas y realmente entregar un transporte público digno para los tamaulipecos?… ¿Qué? ¿no?, NOS LEEMOS.
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