La Comuna

Opinión

El PRI-TAM en su laberinto

José Ángel Solorio Martínez

Empezó a circular una denuncia de trabajadores del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, en la cual, señalan a su dirigente Paloma Guillén Vicente de despidos injustificados y de negarse a pagar conforme a derecho, el tiempo que le han entregado a ese partido y a un sinfín de dirigentes.
Según la queja, los abogados que defienden a los inconformes, la autoridad laboral, podría embargar el edificio del ex invencible para cubrir lo que dictan los laudos: pagar a los cesados varios millones de pesos.
Los quejosos denuncian que la diputada electa, Guillén Vicente, ha rechazado una salida negociada al problema.
Algunos empleados, argumentan que tienen más de dos décadas de laborar para esa organización política.
¿Por qué el PRI, transita sobre una aguda crisis económica?
Por muchas y diversas razones:
1.- Fue desplazado de todas las áreas de gobierno en donde por más de medio siglo, se entronizó; de presumir en los años setenta de una hegemonía indiscutible, pasó en el nuevo siglo a ser un fantasma opositor con máscara neoliberal. Actualmente, no tiene ni un alcalde o alcaldesa que responda a sus intereses; no cuenta con gobernador como ese largo tiempo dorado que disfrutaron, ni senador ni diputados federales. Gobernarán como rémoras algunos Ayuntamientos en coalición con el PAN y podrá presumir de alguna docena de regidores.
La consecuencia de esa nueva geografía del poder regional les ha cancelado, las que en el pasado, operaron como eficaces correas de financiamiento.
Tan en desgracia, están los priistas tamaulipecos, que la mayoría de sus Comités Municipales, viven en la indigencia y están por ser embargados por los trabajadores que desde hace años no reciben salarios de una agrupación política que recibe fondos públicos de las autoridades electorales y algún despistado donante.
2.- La disminución de la clientela electoral priista, es otro factor que explica la pobreza del PRI regional. Por una razón política-jurídica: el financiamiento público, está en función de los votos obtenidos. Con apenas el 3 por ciento de la votación, queda en una situación de pobreza extrema, toda vez que su adversario MORENA, se lleva más de 8 millones de pesos al año, el PAN algunos 5 milloncitos y el debilitado tricolor, apenas un milloncejo que resulta insuficiente para mover una maquinaria muy extensa, que se acostumbró a activarse con la lubricación del dinero.
La mala noticia para la militancia y las dirigencias del tricolor, es que en los próximos comicios, el asunto puede empeorar: van en caída libre, lo que exhibe que el PRI es un partido en liquidación y en vía de desaparición.
3.- El achicamiento del PRI como estructura e instrumentos de acceso al poder quedaron cancelados para la mayoría de los personajes, quienes, en el pasado, decidían aportar fondos para el partido y sus candidatos.
¿Qué caso tendría para una mentalidad emprendedora, invertir en un negocio que no es negocio?
No hace muchos años, hacían cola para pagar las campañas de gobernador, de alcaldes y diputados, encumbrados personajes de la industria de la construcción. Acrecentaron con ello, sus fortunas. A muchos de ellos, se les asignaron obras monumentales cuyos costos llegaron hasta los dos mil millones de pesos.
Uno de los más emblemáticos apoyadores financieros del PRI, Fernando Cano, facturó en promedio, mil millones de pesos por año, en el sexenio de Tomás Yarrington Ruvalcaba.
Ya lo dice la sabiduría bíblica:
–Hay tiempo, de lanzar cohetes; y hay tiempo, de recoger las varas.