CASA DE LA CULTURA, FRANQUICIA DE FAMILIA PEÑA

Portada Reynosa

Martín Díaz / Tomado de La Nube
Reynosa, Tam.- Asociación Civil (AC) es un término que describe una organización sin fines de lucro, dedicada a objetivos culturales, educativos, deportivos, y más. Sin embargo, en la práctica, hay algunas «ACs» que parecen haber encontrado un modo muy lucrativo de hacer las cosas.
Un claro ejemplo es la Casa de la Cultura de Reynosa, consentida de la administración municipal bajo el mando del Lic. Carlos Peña Garza. Ahora, resulta que este honorable alcalde, que no sólo dirige la ciudad, sino que también parece ser un filántropo de primera, destina una generosa cantidad de $1,200,000 pesos anuales (sí, anuales) a esta asociación, según el presupuesto de Egresos para el Ejercicio Fiscal 2024. Y, por si fuera poco, la presidenta del patronato de la Casa de la Cultura no es otra que su tía, la Lic. Bertha Isabel Peña Garza. ¿Conflicto de interés? ¿Quién dijo eso?
Esta Casa de la Cultura ofrece una variedad de talleres: piano, pintura, ballet, guitarra, ajedrez, entre otros. Todo parece en orden, hasta que descubres que los cursos llegan a costar hasta mil pesos al mes por alumno. Así que, ¿esto es una Asociación Civil sin fines de lucro o una franquicia educativa familiar? La esencia de una AC, como se supone que es, se tambalea cuando cobran tarifas que hacen dudar de su naturaleza desinteresada.
La Casa de la Cultura está a solo dos cuadras de la Oficina de Relaciones Exteriores, cuya renta, para no perder la costumbre, también es pagada por el ayuntamiento. Ah, y casualmente, estas oficinas pertenecen también a familiares directos del alcalde.
Parece que la ley de responsabilidad de los servidores públicos no existe para el alcalde Carlos Peña, quien a pesar de sus más de 25 amparos con los que cuenta para no ser detenido, ha repetido muchas veces que en Tamaulipas no existe el Estado de derecho.
Y, francamente, estoy empezando a creerle.