Violencia Vicaria

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

Leer los detalles del proceso de deterioro en la relaciones de una madre con sus hijos, como consecuencia de la separación de la pareja y de las ideas y la influencia que el padre tiene sobre sus hijos, en los días que les toca (a los hijos) convivir con su Papá, fue para mi el argumento, punto de vista y contexto que necesitaba para entender el rollo ese de la violencia vicaria, delito de reciente adopción y penalización en nuestras leyes estatales.

Siempre había creído que eso de los quereres, los afectos, los amores y los desamores, el caer bien o mal, el aceptar o rechazar y el ser aceptado o rechazado, era un asunto personal, un tema de carácter individual que no debería legislarse, que no tendría porque establecerse en una ley.

De cierta forma conservo esa convicción de que no se puede querer (ni no querer) por encargo o porque lo dice una ley. Cuando me ocupo de estas reflexiones, recuerdo la película de Tizoc, cuando le dice a la Niña María, que había prometido no verla ni buscarla, para luego agregar: “pero esa promesa no impide que la quera”.

El relato me pareció, de inicio, una de las tantas historias de parejas que deciden separarse y disolver su relación de concubinato, y que ventilan algunas diferencias y conflictos de la nueva relación que deben llevar, a partir de su “rompimiento”, que no puede ser total y definitivo, en razón de la existencia de hijos de ambos que requieren atenciones y cuidados.

La historia que involucra a un alto funcionario de una institución educativa de nivel superior, se vuelve un recuento de manipulaciones, de abusos de poder, de acoso laboral, de tráfico de influencias, de misoginia, de manipulación de los hijos para generar odio a su madre, de doble moral, de machismo.

Sé que el asunto no es nuevo. Qué más bien es un patrón que se repite en una sociedad que “condena” a las mujeres que no legalizan sus relaciones de pareja, y que sataniza a las mujeres que deciden separarse de sus parejas, con las que procrearon hijos.

El asunto que ha escandalizado a la sociedad victorense, ha terminado por “salpicar” a la institución donde labora la pareja de esta historia, y en la que el varón ocupa un cargo de primera importancia, precisamente porque valiéndose de su posición ha intentado perjudicar a su ex pareja.

El tema es mucho más que un divorcio, como hay tantos en nuestros días. El enfoque de la manipulación de los menores de edad para generar un rechazo hacia la madre, para provocar desprecio, malos sentimientos y malas actitudes hacia la madre, es materia de una ley que apenas en esta legislatura se aprobó en Tamaulipas.

Me parece que es una buena oportunidad para ver la utilidad de esa ley. Lamentablemente la persona acusada, legalmente y mediáticamente, goza y abusa de la protección que le brindan sus jefes laborales.

El presunto agresor está “Vinculado” a la UAT.