Armando Martínez: el arte de la adulación.

Opinión

 

De la magnífica biografía del “Genio tenebroso”, José Fouche, escrita por Stefan Zweig, recuerdo una de las tantas frases que son perlas de sabiduría, porque sintetizan en pocas palabras, toda una idea o concepto.

Escribió el autor Zweig, refiriéndose a un personaje contemporáneo de Fouche, que “dominaba el arte de la adulación”.

La adulación, la lisonja, es un arte que pocos dominan, aunque muchos lo practiquen de manera chafa, y andan por la vida (pública) como viles lambiscones.

Es muy delgada la línea que divide un elogio certero, oportuno y justo, de una expresión u acción lisonjera, encaminada vilmente a ganarse el afecto o la consideración del elogiado.

Los políticos mexicanos suelen ser muy lambiscones, (y los periodistas no escapan a la definición), y ocurre con frecuencia que los más arrastrados, los que más fácilmente prodigan sus elogios, suelen ser los primeros en denostar al político caído, o en desgracia, o simplemente retornado a su condición de ciudadano ordinario.

A elogio, que tal vez sea merecido, pero que tiene toda la finta de ser una maniobra para congraciarse con el presidente, a eso suena y huele la recolección de firmas que realizó el presidente municipal de Altamira, Armando Martínez, para darle las gracias al presidente Andres Manuel López Obrador.

Dando por buenas las declaraciones del alcalde de Altamira, resulta que veintiocho mil altamirenses estamparon su firma para expresar su gratitud al presidente de la República.

Sería interesante conocer el método de recopilación de firmas y el texto que el edil de Altamira puso a consideración de sus gobernados, para expresar su gratitud al presidente.

Me interesa conocer su opinión sobre este tema y para facilitar la participación le pregunto si Armando Martínez ¿domina el arte de la adulación?.