José Ángel Solorio Martínez
LOS “CAMBIOS” PARA MORENA
El nombramiento del líder estatal de MORENA-TAM, recaerá en una mujer, toda vez que Yuriria Iturbe, fue suplida por un hombre –Juan N, por desconocido y anodino– y desarrolló un papel anónimo el período que debió concluir la ahora diputada.
También deberá surgir de los consejeros que forman parte del Consejo Estatal.
Eso fue lo que les dijo la dirigente nacional del partido.
De otra forma: la nueva presidenta de MORENA saldrá de entre los delegados al Consejo, que según el estatuto partidista mandata.
En corrillos se maneja que esa responsabilidad recaerá en una consejera de Reynosa, Tamaulipas.
Desde su fundación MORENA no ha tenido vida partidista institucional, ni se ha desenvuelto en la normalidad democrática. La incapacidad de los cuadros dirigentes los ha hecho operar con un partido en ciernes. Una de las más grandes fallas estructurales es exhibida en fecha de elecciones: la deficiente estructura electoral, particularmente, la que defiende el voto.
En la crucial elección del 2006, en que Andrés Manuel López Obrador, no alcanzó a cubrir ni el 10 por ciento de las casi tres mil casillas que estaban en todo el territorio estatal. Ello, aunado a la traición de Eugenio Hernández Flores, quien desde la gubernatura apoyó la campaña del candidato presidencial panista, Felipe Calderón Hinojosa, fue posible derrotar al candidato opositor de la izquierda bajo la coalición Por el bien de todos, primero los pobres.
Tamaulipas, dejó ir el triunfo; o al menos, la cifra con la cual ganó el candidato panista: 0.56 por ciento de votos, era precaria.
En el estado gobernado por Hernández Flores, el PAN, se empachó: obtuvo una holgada ventaja que le permitió a Calderón Hinojosa, tomar protesta en medio de reclamos airados de la oposición.
Faltó partido para tanto pueblo.
El 2012, igual.
AMLO, de nueva cuenta iría por la presidencia.
Fraude, más sofisticado, menos notorio que el de Fox.
En Tamaulipas, la burocracia de MORENA, más interesada en cargos plurinominales olvidaron la campaña presidencial. Lo mismo: millones de pesos envió el CEN de MORENA para la defensa del voto; no llegó ese dinero a los casilleros y representantes generales.
Nuevamente, los mapaches electorales hicieron lo suyo
Esta vez, ganó el PRI.
El 2018, era tanto el agobio del pueblo, que todas las manobras juntas no pudieron con más de 30 millones de votos de los mexicanos.
Fue una gigantesca ola que fue imposible pararla.
No las más encumbradas élites, pudieron variar la decisión del pueblo.
Todo eso, paso sin que pudiera cambiar la estructura partidista de MORENA.
En Tamaulipas, no existió partido.
En casi 20 años, no se ha visto siguiera el intento de formar partido.
Esperemos, que esta elección, sea el inició del nacimiento de un verdadero partido.