LA GUERRA ARANCELARIA QUE SE VIENE

Opinión

Dr. Jorge A. Lera Mejía.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, respondió a las amenazas de Donald Trump sobre la imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos con una carta en la que advierte que «a un arancel vendrá otro en respuesta» y rechaza que las amenazas sean la solución a los problemas migratorios y del tráfico de fentanilo.

México también está dispuesto a imponer aranceles a exportaciones estadounidenses, lo que podría desencadenar una «guerra comercial perjudicial» para ambos países. Canadá y China han emitido advertencias similares ante las amenazas de Trump.

Una guerra de aranceles tendría un impacto significativo en la economía global, potencialmente reduciendo el PIB mundial entre un 0.2% y un 7% a largo plazo, según estimaciones del FMI y otros organismos.

Esto podría resultar en pérdidas billonarias, afectando especialmente a países en desarrollo, donde el PIB podría caer más del 5%.

Además, los aranceles incrementarían los precios para los consumidores y perturbarían las cadenas de suministro, limitando la competitividad y la innovación.

La incertidumbre generada podría también debilitar la confianza en los mercados financieros.

Una guerra de aranceles afectaría principalmente a los siguientes sectores económicos:

Agrícola: Los agricultores estadounidenses sufrirían por la caída en las exportaciones, especialmente de productos como la soja, debido a las represalias de China.

Tecnológico: La industria tecnológica se vería gravemente afectada, ya que muchos productos tecnológicos importados de China se encarecerían, impactando tanto a empresas como a consumidores.

Manufacturero: Los fabricantes que dependen de insumos importados enfrentarían mayores costos, lo que podría reducir sus márgenes de ganancia y aumentar los precios finales.

Consumo: Los consumidores globales experimentarían un aumento en los precios de bienes de consumo, lo que afectaría el poder adquisitivo y podría generar inflación.

Una guerra de aranceles en el sector automotriz tendría consecuencias severas:

Aumento de precios: Los aranceles, que podrían alcanzar hasta el 200% según las amenazas de Trump, incrementarían significativamente los costos de los vehículos importados, afectando tanto a autos nuevos como usados.

Disminución de ventas: El encarecimiento podría reducir la demanda de vehículos, afectando las ventas y la rentabilidad de los fabricantes.

Alteración de cadenas de suministro: Las empresas automotrices dependen de componentes importados; los aranceles complicarían la producción y aumentarían los costos operativos.

Impacto en el empleo: La reducción en la producción y ventas podría llevar a despidos en la industria automotriz y sectores relacionados.

Por su parte, las Pymes mexicanas enfrentarían varios desafíos ante una guerra de aranceles:

Aumento de costos: Los aranceles elevarían los precios de insumos importados, afectando la rentabilidad de las Pymes que dependen de materiales del extranjero.

Disminución en exportaciones: Las empresas que exportan a Estados Unidos podrían ver reducidas sus ventas debido a mayores costos y precios, lo que impactaría su flujo de ingresos.

Competitividad reducida: Las Pymes tendrían que competir con productos más caros, lo que podría disminuir su cuota de mercado frente a grandes empresas con más recursos para absorber costos.

Incertidumbre económica: La inestabilidad generada por la guerra comercial podría desalentar inversiones y afectar la confianza del consumidor, limitando el crecimiento de estas empresas.

En la contraparte, también se pudieran presentar sectores beneficiados ante una posible guerra de aranceles. Los sectores que podrían beneficiarse de una guerra de aranceles incluyen:

Agricultura: La industria de la soja y la carne, especialmente de cerdo, en América Latina podría ganar mercado al ser más competitiva frente a productos estadounidenses gravados.

Manufactura: Las manufacturas mexicanas, como los televisores de pantalla plana, podrían ver un aumento en las exportaciones a Estados Unidos al reemplazar productos chinos afectados por aranceles.

Automotriz: El sector automotriz europeo podría beneficiarse al aumentar sus exportaciones a China, aprovechando la disminución de vehículos estadounidenses en ese mercado.

Aeroespacial: La industria aeroespacial en Brasil podría capitalizar oportunidades debido a la demanda de productos no estadounidenses.

POSIBILIDADES DE CONCILIAR:

Las expectativas de negociación y conciliación ante la postura intransigente de Donald Trump son complejas.

Su estrategia proteccionista y amenazas arancelarias generan incertidumbre, dificultando acuerdos equilibrados. Sin embargo, históricamente, Trump ha utilizado una retórica agresiva para luego negociar términos más razonables.

México podría aprovechar su peso estratégico en el T-MEC para buscar concesiones, mientras que aliados como Canadá y la UE podrían presionar colectivamente para moderar las medidas propuestas.

La incertidumbre comercial podría forzar a Trump a ajustar su enfoque si afecta negativamente a la economía estadounidense.

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