Por Oscar Díaz Salazar
Mucho se ha escrito y dicho sobre el museo que el gobierno de Reynosa construye a paso lento en el sitio donde alguna vez operó la terminal del ferrocarril en la zona centro.
Que si es una obra inútil, opinión que no comparto. Que si se han demorado mucho en su edificación, dato innegable. Que si ha costado mucho, y así debe ser por su magnitud. Que si existían otras prioridades, me parece discutible pues la cultura también es prioridad para algunos y debería ser para todos. Que si modificaron el proyecto y el mismo se encareció, también es correcto.
Me sumo a los muchos reynosenses que han expresado alguna opinión al respecto, motivado porque me toco atestiguar el acarreo de algunos muebles hacia el interior de dicho museo, lo que me hace suponer que ya falta poco para su inauguración.
El enfoque que quiero dar a mi comentario es el uso que va a tener el Museo, desde mi convicción de que el cascarón o el edificio no lo hacen museo, aunque le coloquen un letrero en su fachada con esa denominación.
Les comparto algunas de mis propuestas para el contenido a acervo que, a mi juicio, deberían incluirse en el museo:
La historia y los números que describen a nuestro municipio (habitantes, viviendas, familias, indicadores demográficos y económicos) y que recopila y válida el INEGI, deberían tener un sitio en el museo.
En alguna ocasión hice un llamado (como quien clama en el desierto) a construir el Museo del Petróleo, por lo que hoy reiteró mi propuesta, a quien corresponda, para dedicar por lo menos una sala del museo al petróleo y lo que ha representado para los reynosenses.
Creo que un buen espacio debe estar destinada a la historia, la presencia y el impacto de la industria maquiladora en Reynosa.
Una sala debe estar destinada a los reynosenses más destacados en cualquiera de los ámbitos, ya sea económico, deportivo, musical, social, cívico, etc.
Para la exposición fija y para exposiciones temporales, resulta natural, bueno e incluso obligado, recurrir al talento del maestro Artemio Guerra, lo mismo para que trabaje en sus muros, que para exhibir su obra de dimensiones menores.
Sala especial tan amplía como su trayectoria vital y su aportación al servicio público, las artes, y la política, le debemos dedicar al Ing. Marte R. Gomez, que quizás sea el reynosenses más destacado de toda nuestra historia. Propongo incluso que el Museo lleve su nombre.
Los invito a enriquecer esta propuesta para ver qué haremos (los reynosenses) con el Museo.