Por Oscar Díaz Salazar
El ex gobernador Cabeza de Vaca fue un promotor, – y se rumora que también un beneficiario directo -, del negocio de la generación y venta de energía eléctrica, a partir de fuerza de los vientos.
Más que un impulsor de energías limpias, de la tecnología de punta, del cuidado del medio ambiente y de la modernización de las fuentes de energía, Cabeza de Vaca apoyaba el modelo de negocios de la energía eólica, que garantizaba ganancias millonarias a los inversores particulares, comprometiendo dinero público en un esquema cargado a favor de la IP y muy desfavorable y con todos los riesgos e inconvenientes para el gobierno, vía la Comisión Federal de Electricidad.
La prueba de que a Cabeza de Vaca le interesaban las ganancias y no el uso de tecnologías modernas y limpias, la tenemos con su omisión total en obras, recursos y programas de energía solar, siendo una tecnología que puede manejarse a escala menor, mediana y macro. No se sabe de un solo panel solar que hubiera adquirido el gobierno de Tamaulipas durante el cabezato.
Me acordé del gobernador de los cuernos y de los vientos de cambio, al ver el nuevo escudo oficial de Tamaulipas, que incluye una imagen de los abanicos generadores de energía que si bien los tenemos en varios parques de diversos municipios del territorio estatal, no dejan de usarse bajo un esquema muy propio de los regímenes neoliberales, que aún intentan replantear los gobiernos de morena.
Me parece que no era el momento oportuno de incluir la silueta de esos aerogeneradores en el escudo del Estado, pues aún provocan desconfianza y polémica… claro, entre personas que les interesa la soberanía energética y todas esas ideas exóticas de morena y la 4T que difícilmente comprenden los prianistas.
El asunto no es menor en un tiempo en que importan las apariencias, las imágenes, el aspecto de las cosas.
Adicionalmente vemos que al hato ganadero que habita nuestro escudo, le crecieron los cuernos.