Dr. Fernando Arriaga Martínez
Agradezco a mi amigo el Lic. Cuauhtémoc Flamarique Torres el que me haya abierto un espacio en este excelente portal “NOTA Tamaulipas” para plasmar mis opiniones en torno a notas económico – financieras.
Esperamos ser del agrado de los amables lectores.
Lo malo de hacer promesas sin un sustento de factibilidad económica por parte de las autoridades de todos los niveles, es que meten en verdaderos aprietos al Gobierno de Tamaulipas.
En días pasados el Rector de la Universidad, Damaso Anaya Alvarado, anunció aparentemente sin haber hecho una planeación adecuada o mínimo haberse asesorado del equipo financiero de la propia Universidad, el costo de sus aspiraciones para seguir figurando como una autoridad de alto nivel administrativo; diciendo que se construirían un Hospital Universitario en Tampico y se crearía la Facultad de Medicina en Ciudad Victoria.
La ocurrencia tiene un costo, según fuentes de la propia Universidad fluctúa en 2 mil 500 millones de pesos; esto no tendría nada de extraordinario conociendo los montos que se manejan en las Instituciones Gubernamentales y Universitarias, pero resulta que las cuentas no les salieron y se están yendo por el camino fácil, es decir, pedirle al Congreso amigo, que se les autorice el monto necesario para ejecutar las obras prometidas.
El punto aquí son los presupuestos que se tienen autorizados en forma anual y que al parecer, para cuestiones de índole político poco importan.
Solo por poner un ejemplo, la famosa, multimencionada y multireclamada 2ª línea del acueducto, ahora sí, ya aprobada y con fecha de inicio en enero de 2025 es de 1 mil 800 millones de pesos es decir un 28% menos que lo que la Universidad en forma aparentemente en forma ligera, está solicitando sin tantos cálculos de costo-beneficio.
Dotar del líquido tan necesario para la supervivencia de los ciudadanos y la evolución de las empresas comerciales que dotan de empleos y por lo tanto de la subsistencia de la población, es infinitamente superior a las aspiraciones de hacer crecer a una Universidad que, si bien por ser pública requiere de todo el apoyo de los Tamaulipecos, no están en el mismo nivel de necesidad.
El gasto público, debería estar seriamente revisado y sancionado, pero el dejar esto a los vaivenes de la política que en la actualidad está sumamente parcializada para beneficio de algunos sectores, deja muy en mal la impresión que se tiene del manejo de los recursos de todos los Tamaulipecos.
Esperemos que se manejen en forma más madura y razonada, tanto el uso de los recursos económicos, como las versiones y las promesas de nuestras autoridades.
Nos vemos en la próxima oportunidad.
farriaga349@gmail.com