PARECEN LLEGAR A SU FIN 49 AÑOS DE LARGA TRADICIÓN

Portada Reynosa

Por Juan Carlos Rodríguez Terrazas/EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Reynosa, Tam.- En estos momentos en que se viven ríspidas relaciones políticas entre México y Estados Unidos por la amago en el cobro de abusivos aranceles que han llevado al bloqueo de los cruces internacionales y la implementación de exageradas revisiones de la Guardia Nacional a sus propios compatriotas; ha perdido sentido y toda connotación histórica el tradicional abrazo de la amistad entre las autoridades de Hidalgo, Texas y Reynosa, Tamaulipas.
Por esa razón, esta mañana resultó muy deslucido el acto en el que se reencontraron las autoridades de ambos lados del Rio Bravo, para darse un fingido y frio abrazo y luego remontar el regreso hacia Hidalgo, cuando anteriormente, la tradición, llevaban al mayor y al alcalde en turno a realizar un acto cívico y cultural a la plaza de la república o inclusive a la plaza principal de Reynosa.
Hoy mientras a mediados del puente se realizaba una tediosa ceremonia entre el mayor de Hidalgo, Sergio Coronado y el presidente municipal de Reynosa, Carlos Peña Ortiz, centenares de automovilistas tronaban en contra de ellos por su insensibilidad, pues el cruce de Hidalgo a Reynosa, debió cerrarse para efectuar un sobado protocolo de discursos ya conocidos en el que hablan de mucha historia, cultura, amistad y prosperidad compartida, que quizá se traduzca ahora solamente al terreno personal de los personajes implicados.
El mayor de Hidalgo vino con su esposa y un reducido grupo de funcionarios, mientras el alcalde de Reynosa, convocó a una caterva de funcionarios chupasangre y holgazanes, distrayéndolos de sus cargos para ir a aplaudirle, pero a por qué o expensas de qué, simplemente de nada.
La Familia Peña Ortiz, enquistada en Presidencia Municipal de Reynosa desde hace 9 largos años, echó la casa por la ventana y también invitó a la senadora, la madre del alcalde, Maki Ortiz y a su esposo al eterno presidente del DIF Municipal, Carlos Luis Peña Garza, todos luciendo la tradicional cuera, evento al que también invitaron a la diputada federal Claudia Hernández y al diputado Juan Carlos Zertuche, como si fuese este un evento propicio para mostrar su debilitado músculo político.
Otra figura colocada en esta ocasión fuera del lugar fue la del obispo de la diócesis de Matamoros, Andrés Lira Rugarcía, que prácticamente pasó inadvertido.
Fuera de ello, nada en especial, glamuroso o divertido mostró el otrora fervoroso besamanos, que culminó con el regreso de la comitiva oficial de lambiscones hacia el puente internacional en el cruce a Texas, donde los oficiales de la aduana americana, muy celosos de su deber exigieron a los camarógrafos apagar sus equipos y también a los “influencers” que tuvieron que guardar sus teléfonos impidiéndoles hacer tomas de la revisión.

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