DESDE ESTA ESQUINA. MELITON GUEVARA CASTILLO.

Opinión

MELITON GUEVARA CASTILLO

«FE Y ESPERANZA»
Quien profesa una religión, sea católica, cristiana o de otra índole, parte de un principio: la
fe, nos han dicho que mueve montañas. No me consta, pero si de que solo la fe es como
podemos tener la esperanza de que algo suceda. Y en el caso de los mexicanos, una y otra
vez hay la certeza de que es un pueblo creyente. Lo observamos en las distintas fiestas
religiosas: de como la gente, llena de fe, hace oraciones y cumple con las promesas que le
hace a Dios o a uno de los santos.
Y esta semana, Semana Santa o Semana Mayor, es una fiesta religiosa: se celebra la ultima
cena, de Jesús con sus apóstoles, así como la pasión de Cristo: de como es traicionado,
vendido por 30 monedas, detenido, juzgado y crucificado. Los eventos en las iglesias se
ven pletóricos de fieles: ya lo vimos el pasado domingo de ramos; y vienen los días Santos.
Son, sin la menor duda, momentos de reflexión: sobre el amor, el perdón, la fe.
CREER EN DIOS.
Con mucha frecuencia escuchamos decir: Gracias a Dios, todo bien, gracias. Y de manera
cotidiana, una y otra vez, damos gracias a Dios, sea porque un familiar enfermo y salió bien
de la operación; o porque el hijo, termino sus estudios profesionales o en el plano material
cuando una familia tiene la oportunidad de viajar, de festejar un cumpleaños. Dar gracias a
Dios es, una forma de hacer patente que se cree en un ser superior: en un Creador del
Universo.
Mi paso por la universidad como docente me permitió conocer a muchos jóvenes, algunos
de ellos se convirtieron en mis amigos. Así, un día, converse con una exalumna y me
sorprendió su expresión de que “No creo en Dios”. Así, a secas, sin dar una explicación: lo
primero que yo pensé, es que no ha tenido momentos, o no los ha identificado, que sean
muestra de la existencia de Dios. Sin embargo, de manera general, es válido sentenciar que,
por lo regular, todos, o casi todos, creemos en un Ser Supremo.
CERTEZA DE LO QUE SE ESPERA.
“Hombre de poca fe” le decimos a quien, familiar o amigo, se muestra escéptico para que
suceda algo, algo que creemos será benéfico. Efectivamente, en ese rumbo va la fe: “La fe
es, pues, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” y Mateo pone en
boca de Jesús: “Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que, si tuviereis f como un
grano de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí para allá, y se pasará; y nada os será
imposible” (17: 20-21).
Y esa fe es, precisamente, la que hace que las iglesias católicas se llenen de fieles. Mi
mama es una ferviente católica; por su edad, no siempre puede asistir a las festividades
religiosas, pero es de las que escuchan en la Tv las misas y las festividades. Hagan de
cuenta que esta plenamente convencida de que “… sin fe es imposible agradar a Dios”

(hebreos 11:6). Y fue Jesús, no lo olvidemos, el que nos indico el camino para agradar a
Dios: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”.
SERMON DE LA MONTAÑA.
Y fue Jesús el que nos dejo las enseñanzas para estar bien con Dios. Uno de ellos, se
conoce como el Sermón de la Montaña, son frases que nos muestran el camino de la
felicidad, entre ellos se pueden anotar: Bienaventurados los que lloran, porque ellos
recibirán consolación; Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por
heredad, Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados; Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios…
Esa es la cuestión: en Semana Santa recordamos la crucifixión de Jesús, que murió por
nosotros, que resucito, recordamos sus enseñanzas y como diría Cantinflas: ahí esta el
detalle. Las enseñanzas, todas, deben tener un cambio o fortalecimiento de nuestro
comportamiento. Por eso, en un examen de conciencia, debemos preguntarnos: ¿seguimos
el ejemplo de Jesús? ¿Practicamos sus enseñanzas?
Sin fe, la esperanza no puede fructificar.

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