Por Pegaso
¡Eit! ¿Qué les dije?
¿Verdad que tengo un titipuchal de tiempo hablando de la necesidad de prohibir los narcocorridos para ser una mejor sociedad?
Los corridos que ensalzan a los delincuentes y los convierten en figuras románticas, todo ello envuelto en una música estridente y repetitiva, terminarían por freír el cerebro al mismísimo Satanás, si se pusiera a escuchar toda esa basura como lo hacen nuestros niños y jóvenes prácticamente desde que están en la etapa de lactancia.
Ya van varios artistas que han firmado como compromiso de no interpretar en público narcocorridos, corridos tumbados o corridos belicones, pero falta el 99.999999….%, así que todavía no cantemos victoria.
Lo bueno es que la sociedad parece que está empezando a despertar de su letargo, y algo bien importante es que los medios de comunicación también colaboren en la concientización del gran público.
Apenas hoy por la tarde leí un artículo donde citan a la titular del programa Veneneando, Paty Chamoy, quien invita a los compositores a escribir sobre el otro lado de la tortilla, es decir, el gravísimo problema de inseguridad que tenemos en México.
Raro, porque también he dicho siempre que el programa de Tele Aztuerca es uno de los principales impulsores del bodrio llamado “regional mexicano”, donde los capos pagan para que se promueva la música de sus entenados y se popularicen más rápidamente.
Pero bueno. Ahora lo que recomienda la Chamoy es que los compositores de ese género de música canten las desgracias que se derivan de la violencia, del consumo de drogas, de la vida que les espera en los campos de concentración, entrenamiento y exterminio.
Tal vez no sabe la inocente que los compositores hacen narcocorridos porque se los piden los mismos capos, para que la gente sepa de sus “hazañas”, de su coraje, de su valentía y de su generosidad, aunque sabemos que es todo lo contrario: Son autores de matanzas, descuartizamientos, masacres, colgados, desaparecidos y mil atrocidades más.
Componer narcocorridos es redituable. Si la canción le gusta al jefe, el artista tiene asegurada su gratitud y una generosa recompensa económica. Si no, pues ahí la dejan y no pasa nada.
Recomienda la conductora (cuando era joven inspiró al fallecido compositor Álvaro Dávila para producir algunas de las más hermosas canciones en español, como “Brujería”, “Amarrado a tu piel”, “La Culpable” y otras) que los creadores de narcocorridos dejen de escribir sobre las bondades que puedan tener esos personajes -poder, dinero, lujos, autos, mujeres- y hablen sobre las consecuencias que puede haber para los jóvenes que se entolan en ese tipo de vida, que la gente esté alerta, que no se trata de un juego ni de algo bonito, sino que es algo terrible que estamos viviendo.
Pero bueno. Ahí vamos avanzando. Poco a poco más artistas y compositores irán detestando y dejando a un lado ese feo tipo de música que carcome el coco, y cada vez más medios de comunicación harán eco de ello.
Yo les pediría, por ejemplo, a Televisa, al Norte, a Reforma, a El Universal, a Latinus, al Wall Street Journal, al Washington Post, a la BBC, a la CBS, a Le Monde, a Le Figaro, al Planeta, al Clarín y a miles de periódicos, televisoras y estaciones de radio del mundo, que sigan mi ejemplo y veten para siempre a esa basura que nunca debió haber existido.
¡Ahhhh! Y de paso también al reggeton.
El refrán estilo Pegaso dice: “Individuo que por su propia decisión es bovino añoso, inclusive el yugo saborea”. (El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame).

AL VUELO-Tortilla
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