LA EQUIDAD DE GÉNERO. EL MITO

Opinión

Por: Francisco Santibáñez M. (Pichón)

Con los ojos entrecerrados dominaba el amplio panorama. Estaba semi-echado, aguantando vara con el calorón inclemente y el mosquero sazonado con zancudos que se espantaba con la cola chicoteándosela por el lomo de vez en cuando. Una gran melena le daba un aspecto mas aterrador que del que por si tenía. Miraba y miraba con algo de desinterés el ambiente a lo lejos. Era un tremendo león macho de melena negra de esos que abundan en Africa. Ojos fieros, ceja arqueada, nariz arriscada, hocico ancho y babeante, rematado por tremendos colmillotes como de diez centimetros listos para morder. Se ve que no se anda con ‘mmads’. No por nada se ganó este felino el mote de ‘el rey de la selva’.

La cuerdona está agarrando sombrita abajo de una acacia, una especie de mezquite que crece en las peligrosísimas sabanas africanas mientras sus hembras matan a todo animal que se les atraviesa en su camino para darle de comer a toda la manada. Andan las leonas surtiendo la despensa para la familia, y ya cuando está la mesa lista se acerca el viejón a comer. La ‘cuerda ancha’ del clan necesita como diez kilitos de bisteck fresco para sentirse lleno… Y todos se hacen para atrás, incluyendo a las cazadoras, para no molestarlo, para que el señor coma a gusto. Porque deben de estar agradecidas con él por dejarlas pertenecer a su grupo. Además las leonas se sienten protegidas, saben que de surgir un problema mas que regular, como es la posible aparición de una manada de peligrosas hienas hambrientas que no respeten la investidura de las reinas leoninas, entonces es cuando el macho se pone en estado de alerta y se da el parón para entrarle a los cocolazos y meterle orden al asunto. Él solito, sin necesidad de sus parejas, arregla a las hienas a manotazos y tarascadas destripando fácil a las carroñeras. Por eso ellas, las leonas, lo dejan comer a gusto y a sus anchas primero que a los demás; ellas se dedican a lo fácil, a buscar la comida, mientras que él soluciona lo difícil. Así de chingón es el león. Pero en realidad el chingón no es el león, sino la naturaleza es la chingona, que nunca se ha equivocado en diseñar como rey de la creación al macho… y a la hembra como su gran y hermosa compañera, el gran complemento en la gran aventura que es la vida. Al macho no le importan las estrías de su pareja, ni tampoco detalles fatuos como si es güerita, morenaza o chaparrita cuerpo de uva. Ni tampoco le interesa lo que algunos podrían considerar como defectos de fábrica como el tener las patas grandes, anchas o zambas; todo eso son detalles sin importancia. Pestañonas, orejonas, cacarizas, cachetonas, bizcas, suatas o muy inteligentes, son de todas maneras muy hermosas para él. Y para todos los machos las hembras resultan lo mejor…

Lo hermoso, lo bello, no tiene nada qué ver con lo bonito, eso ya lo sabemos todos. Lo bonito no impacta, sino solamente da una buena impresión, pero eso es totalmente pasajero. Aunque claro, también hay ‘bonito hermoso’. Pero lo feo también puede ser bello, según la perspectiva de quien recibe el impacto visual y que le puede despertar ya más adentro diversas emociones, principalmente de deleite, o cosas realmente inentendibles.
Aunque no nos hagamos bolas, regularmente lo feo solamente es eso: feo… principalmente si le está tirando a lo horrible. Pero al cabrón león explíquenle, él agarra parejo…

Pero bueno, estamos de acuerdo en que no siempre es patriarcado en la vida de algunas especies, entendemos que hay sus honrosas excepciones de entre miles y miles de ejemplos que les podemos dar en el reino animal; hay casos principalmente entre los insectos donde a veces las hembras son las mandonas, pero son pocas veces. Antes de continuar, ahi les va una aclaración que creemos muy pertinente: no somos misóginos, ni feministas, ni machistas. Solamente tratamos de poner las cosas en su lugar a nuestra manera. Solamente tratamos de señalar que ese movimiento que han hecho las mujeres llamado tan pomposamente como ‘equidad de género’ está muy fuera de lugar, porque si alguien trata a toda costa de que ellas entren a las actividades en general es el mismísimo hombre. No como ellas que implantan un tipo de aparteid en sus clubes y profesiones en los que especifican muy claramente que son solamente ‘para mujeres’. Bueno, pues hasta en los shows donde le abren el corral a la líbido para que salga a retozar un rato, señalan que son ‘solo para mujeres’. El hombre nunca se ha interpuesto, ni aun en lo que dictan las reglas desde la misma creación de la humanidad. Dios le dio a Adán una compañera para que no se aburriera… para que platicara con alguien… pero nomás para platicar e intercambiar opiniones! Y es por eso que le hizo a Eva de una de sus costillas. Ahi empezó todo el despiporre.

De todo mundo es conocido –ya más adelante– también el papel segundón de Dalila, que lo mas destacado que hizo fue entregar a su pareja Sansón debilitado y todo tembloroso a sus enemigos cortándole el pelo. Noé se aventó solito el arca sin que su mujer le diera un martillo para ensartar un solo clavo, al tiempo que esta se dedicaba a darle ‘contras’ y a cerrarle el ojo a quien la viera y con el índice de la mano derecha haciendo círculos a su oreja y sien del mismo lado como diciendo: ‘este está bien loco’. Loth fue el que abrió camino a los Ángeles en un mundo de pecado y su mujer solamente le estorbó y en castigo se convirtió en estatua de sal en el colmo de las regazones.

La misma Biblia señala en el Antigüo Testamento que ninguna mujer podría ejercer un sacerdocio por lo mismo: por ser mujeres. Pero ahora, en el colmo del encaje, gracias a que el hombre no es discriminatorio y además es muy incluyente, andan peleando ellas hasta el papado; se muere un papa, y quien cree usted que se apunta primero para sucederlo? Adivinaron: una mujer! Y aún así se quejan ellas de que son echas a un lado. Pues no, a poco no hay en nuestra historia grandes mujeres, enaltecidas por nosotros los hombres??? Pues claro, ahi está una, la sensual Malinche, quien sin merecerlo y a pesar de su triste papel en la conquista, los presidentes de nuestro país, a la fecha, han tratado de que nosotros los ciudadanos la veamos bonita y apapachadora, aunque sea con los extranjeros. Ahí están también Doña Josefa Ortíz de Dominguez ‘La Corregidora’, y Doña Leona Vicario, que lo mas chingón que hicieron fue entrarle al argüende pero en serio en el ‘corre, ve y dile’ en el movimiento independentista, pero que no fueron demeritadas para nada en tiempos donde en realidad sí que el mexicano era macho; al contrario, sus acciones fueron ‘infladas’ y a la fecha ellas son símbolo de grandeza ante la mirada del buen ciudadano, ese que no rezonga ni le pone peros a nada y no anda desconfiando de lo que le dicen. Pues asi y todo a la fecha los restos de ambas descansan en lugares donde los mexicanos ilustres reposan. Digo, no se podrán quejar las damitas. Sor Juana Inés de la Cruz es otra gran mexicana que ha gozado del apapacho de los varones –y hasta en el dinero ha aparecido su figura– a pesar de que sus versos más famosos son en contra de nosotros mismos. Al igual que Paquita la del Barrio que con sus canciones bélicas nos pega, la hemos hecho grande sin ningún resentimiento. Al fin que son mujeres… nuestras mujeres. Nuestras queridas, amadas mujeres. Pero a poco no duele eso que dice: ‘‘Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sóis la ocasión de lo mismo que culpáís??? Pues claro que duele si no somos de palo!!! Ora lo que nos dice la Paquita: ‘‘Rata inmunda, araña ponzoñosa, animal rastrero, te odio y te desprecio!!! Ajúa!!!! Esta si que no se midió… jajajajajajaja!!!! Pero no hay tos, aqui estamos los machines rines para protegerlas de todo lo que se interponga entre sus inquietudes de caminar al parejo de nosotros los varones. Por eso mismo a las mujeres boxeadoras les acoplamos sus peleas a dos minutos por round, uno menos que los que hacen los hombres boxeadores. Y con reglas diferentes para que no sufran daños en su físico. A las mujeres policías se les manda al campo por si hay que tratar con mujeres infractoras, no para pelear contra hombres. Pero además de que ellas, claro, que no le entran a eso, si tampoco las crean tan zoncillas, ellas piden equidad de género pero saben hasta donde se puede… y sobre todo saben qué es lo que les conviene. Por eso ellas a pesar de todo lo que pretenden, esperan que algún caballero les conceda el asiento, que les abran la puerta, que les den el lugar para que no hagan filas y sobre todo -si son casadas- que se les proporcione el gasto de la semana, que es lo más fatal! Y claro que pueden llegar a donde ellas quieran al cabo que la gran mayoría de los hombres no nos interponemos a que ellas quieran y traten de ser iguales en todo. Si agarran el talache, pues que lo agarren. Si agarran una caterpillar, pues que la agarren. Si quieren levantar una pared o cavar una zanja, pues que lo hagan. Allá ellas. Nosotros no hacemos mas que quererlas, adorarlas, apapacharlas y ellas saben que las queremos un chingo, por eso son así de ‘chiquionas’. Sean como sean… las queremos!