AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Corresponsal

Estaba yo subiendo información a mi portal de noticias Pegaso.press, cuando en uno de los chorromil grupos de chats en que mis amigos me han hecho favor de incluirme, vi que el conocido periodista y escritor mexicano Ciro Gómez Leyva, ganador de premios como “Rodolfo Walsh”, “Pedro Sarquis Merrewe” y el nacional de locución, estaba solicitando un corresponsal para que le envíe información acerca de la carnicería que hicieron dos grupos enemigos de la delincuencia organizada en Miguel Alemán. 

El titular de “Ciro por la Mañana”, un programa de Radio Fórmula y de Imagen Noticias, de Imagen Televisión, quiere aportar su gran prestigio para que alguno de los modestos y humildes reporteros de esta región puedan adquirir brillo y lustre con la crónica de ese y otros sucesos similares. 

Ciro Gómez Leyva, ex director editorial de Grupo Milenio y ex conductor estelar de Milenio Televisión, quiere darle chanza a la perrada flaca tamaulipeca. 

El autor del libro Cuatro Minutos para las Doce y Ya Vamos llegando a México, es tan generoso, que aunque no piensa pagar un peso por el trabajo, considera que con el solo hecho de mencionar que van de su parte, ya van de gane. 

Por eso mismo yo respaldo el comentario que hizo mi compañero, el corresponsal de El Norte, Miguel Domínguez, quien sugirió que aquel valiente que le entre debe exigir una paga, de lo contrario, se expondrá a grandes peligros, como aquella reportera a la que le preguntaron al aire cosas sumamente comprometedoras. 

“El tema es delicado-secundó Miguel Turriza, conocido por aquel video del Puente Broncos donde se aventó al piso durante una balacera-, y Ciro criticaba hace algunos años al periodismo de la frontera”. 

Razón no les sobra a los compañeros de mayor experiencia en manifestar su descontento en contra de los chingones titulares de programas nacionales, que quieren todo peladito y en la boca. 

Ellos, los Gómez Leyvas, los Zabludovskys, los Lorets, las Aristeguis, las Michas y los Dórigas, se la pasan muellemente todo el día en su estudio de televisión y no se ponen a pensar los graves riesgos que los corresponsales pasan al reseñar noticias como la guerra que se vive en Miguel Alemán o la matanza de civiles en Reynosa. 

Que se vengan unos diítas para acá. 

Hasta les conseguiría habitación gratis en un hotel de caché, si deciden experimentar la adrenalina. 

La postura valemadrista de los conductores de programas nacionales de radio y televisión es compartida también por los medios impresos nacionales. 

Mientras ellos reciban la noticia fresca, con datos duros, nombres, pelos y señales, estarán más que contentos, porque los patrocinadores seguirán derramando millones de pesos en sus medios de comunicación. 

Mal para los sufridos reporteros, porque no falta que algún jefe del crimen organizado que tenga la piel muy delgada les hable para amedrentarlos o sencillamente, actúen contra ellos sin mediar aviso. 

Comentaba hace un día con otro compañero, Isael Castillo, que solo algunos medios nacionales o internacionales pagan lo suficientemente bien como para que uno se arriesgue a informar sobre ese tipo de temas. 

Pero son contados con los dedos de la mano. La mayoría piensan, como el multigalardonado Ciro Gómez Leyva que con decir que vas de parte de él, ya las balas te van a rebotar. 

Yo, Pegaso, sí le atoro, siempre y cuando Ciro me pague en dólares lo mismo que les pagan a sus corresponsales de guerra el New York Times o la cadena de televisión CNN, me mande una camioneta blindada del año, un equipo de guarros armados hasta los dientes, una armadura de acero y un buen seguro de vida. 

Si no piensa cumplir con estas condiciones, que ni me hable. 

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Afirman que el temor no se desplaza en asno”. (Dicen que el miedo no anda en burro).