REPRIMEN TALIBANES PROTESTA EN AFGANISTÁN; UN MUERTO

Internacional

Kabul. El Talibán reprimió violentamente una marcha de protesta en el este de Afganistán el miércoles, una inusual muestra de disenso en momentos que los dirigentes se reunían con funcionarios del gobierno respaldado por las potencias occidentales al que acaban de derrocar.

Un funcionario de salud afgano dijo que la represión dejó como saldo un muerto y seis heridos. Habló bajo la condición de anonimato por no estar autorizado a informar a la prensa.

Cada acto de los insurgentes desde la ofensiva relámpago que los llevó al poder está siendo observada estrechamente. Ellos dicen que han cambiado y no volverán a imponer las medidas draconianas de su anterior régimen, bajo el cual eliminaron prácticamente todos los derechos de las mujeres, realizaban ejecuciones públicas y dieron refugio a Al Qaeda en los años anteriores a los ataques del 11 septiembre del 2001 en Estados Unidos.

Pero muchos afganos se muestran escépticos, y la respuesta violenta a la protesta del miércoles acrecienta su miedo. Miles están corriendo al aeropuerto y las fronteras para huir del país. Muchos más se ocultan aterrados en sus casas desde que los insurgentes abrieron las cárceles y arsenales.

Decenas de personas se reunieron en la ciudad oriental de Jalalabad para izar la bandera nacional en la víspera del Día de la Independencia, que conmemora el fin de la dominación británica en 1919. Bajaron la bandera talibana —blanca y con una inscripción en árabe— izada por los milicianos en las zonas que capturaban.

Imágenes en video posteriores mostraban al Talibán disparando al aire y atacando a gente con bastones para dispersar a la multitud. El reportero local Babrak Amirzada dijo que el Talibán los golpeó a él y a un camarógrafo cuando intentaban cubrir la protesta.

Entretanto, videos del valle de Panjshir, al norte de Kabul, un baluarte de las milicias de la Alianza del Norte que se aliaron con Estados Unidos contra el Talibán en 2001, parecen mostrar a posibles líderes de oposición al reunirse allí. Es la única provincia que aún no ha caído en poder del Talibán.

Entre estas personalidades se encuentran miembros del gobierno derrocado —el vicepresidente Amrullah Saleh, quien declaró por Twitter que es el presidente legítimo del país, y el ministro de Defensa, general Bismillah Mohammadi— así como Ahmad Massoud, hijo del jefe asesinado de la Alianza del Norte, Ahmad Shah Massoud. No está claro si su intención es desafiar al Talibán, que se apoderó de casi todo el país en cuestión de días la semana pasada.

En tanto, el Talibán seguía adelante en sus esfuerzos para formar un “gobierno islámico inclusivo”. Han mantenido conversaciones con el expresidente Hamid Karzai y con Abdullah Abdullah, un exalto funcionario del gobierno derrocado. Mohammad Yusof Saha, vocero de Karzai, dijo que las reuniones preliminares facilitarán las futuras negociaciones con el mulá Abdul Ghani Baradar, jefe político del Talibán, quien regresó al país esta semana.

Karzai y Abdullah se reunieron el miércoles con Anas Haqqani, dirigente de una poderosa fracción del Talibán. Estados Unidos calificó la red Haqqani de grupo terrorista en 2012, y su participación en un futuro gobierno podría generar sanciones.

En medio de la incertidumbre, miles de afganos han tratado de huir del país, mientras Estados Unidos y sus aliados tratan con dificultad de poner orden en su retirada caótica.

Cientos de personas estaban concentradas en torno al aeropuerto. Los guardias Talibán dejaban pasar algunos previa exhibición de su pasaporte. Muchas de las personas concentradas afuera aparentemente no tenían pasaporte, y cada vez que el portón se abría aunque fuera unos centímetros, decenas trataban de entrar a los empellones. El Talibán disparaba ocasionalmente al aire para dispersarlos.

En Kabul, grupos de combatientes con fusiles patrullaban el vecindario donde se encuentran muchas embajadas, así como mansiones de la elite afgana.

El Talibán ha prometido mantener la seguridad, pero los residentes locales dicen que grupos de hombres armados van puerta a puerta en busca de afganos que colaboraron con los estadounidenses o el gobierno derrocado. No está claro si son milicianos o criminales que se hacen pasar por ellos.

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