EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Ciudad de México.- El gol imposible 2.0. Hace casi 25 años el mundo atestiguó uno de los tiros libres más descomunales de la historia gracias a Roberto Carlos, quien con la Selección de Brasil le metió un golazo a Francia. Este fin de semana en el país amazónico, se reeditó esa joya del futbol cortesía de Fábio Alves, del club Floresta.
En la segunda jornada de la Serie C (Tercera División) brasileña, en el partido del Floresta contra Vitoria-BA, pareciera que todo se alineó para este golazo descomunal. Fábio Alves es brasileño, zurdo, lateral izquierdo y queda claro que tiene un cañón como el mítico Roberto Carlos, quien es un histórico del Real Madrid y ganador del Mundial 2002.
Desde unos 45 metros, la pelota describió un efecto impresionante que se fue abriendo para meterse en el ángulo, el portero quedó como estatua y con ese disparo el Floresta ganó el partido. En cuestión de minutos, el video se hizo viral y el nombre de Roberto Carlos fue tendencia en Twitter.
El gol de Roberto Carlos con efecto ‘Magnus’
El 3 de junio de 1997, un año antes de la Copa del Mundo de 1998, un partido amistoso en la ciudad de Lyon entre las selecciones de Francia y Brasil quedó para la historia gracias al golazo de Roberto Carlos, cuyo remate desde afuera del área describió una comba jamás vista.
Con el paso del tiempo se estudió el efecto que hizo el balón y se concluyó que no había sido una casualidad, sino que el tiro logró el término científico conocido como «efecto Magnus», determinado a partir de un estudio científico sobre ese disparo del lateral amazónico.
David Quere fue el científico que en 2010 participó en el estudio y que junto a sus colegas desarrolló una ecuación para revelar la extraña trayectoria del tiro libre, por lo que utilizó una pequeña pistola para disparar balas al agua a 100 Km. por hora (la velocidad aproximada que llevaba el tiro de Roberto Carlos), con lo que descubrieron que la trayectoria de una esfera que gira es un espiral.
Tras realizar el estudio, se confirmó el «efecto Magnus», de tal modo que los científicos lo nombraron «espiral del balón giratorio», algo que surge luego de unos 40 metros con la pelota. Cuando ella pierde velocidad, el «efecto Magnus» se hace más prominente, lo que finalmente genera una espiral (ya que la rotación es la misma).
