Por Oscar Díaz Salazar
En el partido movimiento de regeneración nacional, morena por sus siglas, al igual que en otros partidos políticos de izquierda o progresistas, el tema del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo, es un asunto agotado, en cuanto a su discusión, y resuelto a favor, de tal forma que los posicionamiento sobre estos temas, ya están plasmados en sus documentos básicos, en su declaración de principios, en su programa y en sus textos doctrinarios.
Los militantes de izquierda, y específicamente los de morena, están a favor de que la mujer pueda interrumpir el embarazo, sin que eso implique un acto delictivo, e inclusive opinan que las instituciones de salud del Estado deberían atender a quienes desean abortar. Podrán tener reservas desde el punto de vista moral o religioso, pero están de acuerdo en que la ley no sancione a quienes aborten.
Los que creen en las políticas de izquierda y/o quienes deciden afiliarse a morena, creen en la visión del mundo y en el tipo de sociedad que pretende alcanzar y construir ese instituto político, incluyendo el tema de las libertades individuales, entre las que se incluye el derecho a la identidad sexual y el matrimonio entre dos personas, sin importar el sexo de quienes suscriben el contrato matrimonial.
Pero eso que ya es un asunto resuelto en morena, a favor del aborto y el matrimonio gay, parece que no lo comparten varios de sus más connotados militantes, particularmente algunos diputados locales, que la semana anterior intentaron reabrir el debate, (insisto: ya resuelto por morena), y evadieron el pronunciamiento claro y directo, sobre el matrimonio gay, en el contexto de la discusión de la iniciativa que se presentó en “comisiones”, y que varios morenistas de conveniencia, o morenistas «con reservas», rechazaron con el pretexto de «proponer una consulta a la sociedad tamaulipeca», para que el asunto se decida por consenso de la sociedad.
No me extraña que esos diputados ignoren lo que significa vivir en una democracia representativa, y que ellos son los representantes de su distrito, en quienes se ha delegado la responsabilidad de legislar. ¿O acaso van a hacer consultas para todos y cada uno de los asuntos que les toca resolver?
Tampoco me extraña esa falta de claridad en la mayoría de los diputados locales de morena, pues me queda claro que, salvo honrosas excepciones, los diputados locales se afiliaron a morena con la lógica y la convicción de quién se trepa al carro del vencedor, y no por afinidades ideológicas o por convicciones.
De los panistas, en esta ocasión, digo que votaron en contra, y que son congruentes con los valores e ideología de su partido.
De los morenos, agrego que no me sorprende, pues he seguido la breve trayectoria del partido en Tamaulipas y sé que el partido del presidente se saturó de priistas, que hoy ocupan los principales cargos, porque a ellos se confiaron las candidaturas, y que a los muy escasos «cuadros» formados en la izquierda, se les han negado las oportunidades.
Concluyó con una frase muy poco elegante, pero muy certera para sintetizar mi comentario de este día: «Tacha para los diputados locales de morena», para los progresistas de ocasión, para los de izquierda a conveniencia, para los morenistas que serán fieles al partido, hasta la última quincena.