EL SINODAL DE TAMAULIPAS
El Kremlin todavía no ha decidido cuál será la respuesta de Rusia al plan de paz para Ucrania –diseñado por Italia como posible base para una propuesta conjunta de la Unión Europa con el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)–, pero es muy probable que el presidente Vladimir Putin rechace la iniciativa italiana si, como está sucediendo de un tiempo para acá, sigue basándose exclusivamente en las recomendaciones del Consejo de Seguridad de Rusia.
Aunque lo hizo a título personal en su canal de Telegram, el segundo de a bordo de este Consejo, Dimitri Medvediev, cercano colaborador de Putin desde los lejanos tiempos en que ambos se conocieron en la Universidad de San Petersburgo, ex premier y ex mandatario ruso, arremetió contra las propuestas de Italia y afirmó que “hay que mandar a sus autores al… sitio que todos se imaginan y continuar trabajando incesantemente para alcanzar las metas de la operación militar especial”.
El Consejo de Seguridad de Rusia, encabezado por el general Nikolai Patruschev, otro de los integrantes del primer círculo del presidente y entusiasta impulsor de la guerra en Ucrania como “única solución posible”, en el organigrama de la toma de decisiones rusas es la primera instancia que debe evaluar el texto y trasladar sus conclusiones a Putin. En este momento el documento es revisado por los expertos de la Cancillería, de acuerdo con lo que declaró este miércoles a Interfax y otras agencias noticiosas rusas, el viceministro de Relaciones Exteriores, Andrei Rudenko.
Hace unos días se empezó a hablar de un plan de paz de Italia a partir de la filtración interesada a La Reppublica, diario de Roma, que dio a conocer la parte medular de la iniciativa y reportó que el documento había sido enviado el pasado fin de semana a Antonio Guterres, secretario general de la ONU, y a los países del Grupo de los Siete (países más industrializados), lo que confirmó el lunes el canciller Luigi Di Maio.
Esa hoja de ruta hacia la paz en Ucrania consta de cuatro etapas. La primera es pasar de eventuales alto al fuego locales a un cese completo de hostilidades, con el compromiso de desmilitarizar la línea del frente bajo supervisión de cascos azules de la ONU; la segunda, poner en marcha la admisión de Ucrania por la vía rápida a la Unión Europea a cambio de que asuma tener neutralidad militar a largo plazo con “garantías” internacionales.
La tercera fase consiste en que Rusia y Ucrania firmen acuerdos sobre los “territorios disputados”, el Donbás y Crimea. Italia propone que estos territorios tengan la más amplia autonomía en materia de idioma, cultura, economía y defensa, pero que sigan siendo parte de Ucrania.
Y la última, elaborar un nuevo tratado de paz y seguridad en Europa, que entre otras medidas incluya levantar todas las sanciones contra Rusia a cambio del retiro completo de sus tropas de territorio ucranio.
Italia esta convencida –sostiene Il Corriere della Sera, periódico de Milán, en los mismos términos que otros diarios de la península apenina– de que se puede trabajar en las cuatro etapas de manera simultánea, para lo cual sugiere instalar un grupo internacional e imparcial que coadyuve a facilitar un arreglo político.
Por eso, como balde de agua fría cayeron sobre el moderado optimismo italiano las conclusiones de Medvediev, publicadas en Telegram la noche del martes. El canciller Di Maio no tardó en rechazar las críticas y dijo que éstas “muestran que Rusia no tiene voluntad de negociar la paz”.
Reconoció, citado por la agencia noticiosa italiana Ansa, que “en este momento no hay condiciones para la paz”, pero dijo que hay que empezar a negociar desde ahora porque “el mundo se enfrenta a una guerra larga y extenuante”.
La decepción de Di Maio se debe a que Medvediev, en plan irónico, afirmó que “da la impresión que el texto lo escribieron no diplomáticos italianos, sino politólogos locales que se informan a través de periódicos de provincia y dan por ciertas las noticias falsas ucranias”.
Para el ex mandatario ruso, la idea de otorgar amplia autonomía al Donbás como parte de Ucrania “es una rotunda estupidez” debido a que esas repúblicas “hace tiempo que decidieron su destino y no hay posible vuelta atrás”. Y la de no reconocer que Crimea forma parte de Rusia resulta “un insulto para Rusia, una amenaza a su integridad territorial y un motivo para empezar una guerra en toda regla”, advirtió.
Medvediev cree que el gobierno ucranio de Volodymir Zelensky “no tiene ninguna intención de negociar” y asevera que el “único plan de paz realista” es el que presentó Rusia, “y nadie toma en cuenta, como si no existiera”, poco después de iniciar la invasión, es decir, la exigencia de que Ucrania acepte su capitulación incondicional.