Por Gil Vicente Galindo/ EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Reynosa, Tam.- El triunfo de Américo Villarreal Anaya marca una decadencia partidista entre los perdedores, sobre todo para el Partido Revolucionario Institucional, que le fallo a la cúpula eso de “aliarse” con el PAN, históricamente férreos contendientes electoralmente hablando.
Quienes no apoyaron esa estrategia de unir el agua con el aceite, el aceite con el agua, simplemente estarán diciendo, se los dije.
Y ahora que pasara al interior de los partidos políticos donde militantes de uno se pasaron al otro, unos avisando, otros simplemente se fueron por intuición propia o por conveniencia.
Mucho trabajo tendrá la comisión de honor y justicia para ajusticiarse a todos los que se cambiaron de camiseta, bueno, quienes se unieron al ganador, tendrán la chance de que por fin volteen a ver su trabajo territorial.
Y esperemos que así sea porque siempre llega el amigo, oye compare te encargo a mi sobrino, es hijo de mi compadre aquel que te platique, es decir llevan mano los que “ponen” lana, no los que trabajan al mil para ganar.
La otra cara de la moneda, pues se quedan muchos proyectos de los candidatos perdedores y ojalá y el ganador los adopte como suyos y sobre todo, que cumpla los suyos en un corto plazo, no como ya sabes quién.
Claro que el triunfo es halagador y es lo que se busca esencialmente los participantes, pero quien fue el ganador, a nivel de grupo porque van a sobrar los “gracias a mi gente, ganamos la gubernatura”.
