Ciudad de México.- Ronaldo Nazario es un nombre histórico en el futbol, recordado por sus grandes goles en el terreno de juego y también por sus fiestas, las cuales ha calificado tan buenas que algunas personas las recuerdan más que las anotaciones que hizo en su carrera.
“Mis fiestas eran muy buenas; algunos se acuerdan más de ellas que de mis goles. La gente se las imagina, está bien en la imaginación. Pero no tienen ni idea lo buenas que eran”, dijo en declaraciones publicadas por Marca.
El exdelantero brasileño recordó una anécdota que tuvo con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, quien le pedía que mejor se quedara en casa y le ponía el ejemplo de Luis Figo, además de que Arrigo Sacchi, entonces director deportivo del equipo, lo multó.
“Florentino me echaba muchas broncas. La mejor anécdota fue un día que me llamó y me dijo: ‘¿Por qué no te quedas en casa? Mira a Figo…’ Yo le dije: ‘Presi, si tuviera la mujer que tiene Figo lo haría”, añadió.
Lesiones, un calvario para Ronaldo
El exjugador del Real Madrid es recordado por sus lesiones, una en 2000 con el Inter de Milán cuando se lesionó por segunda vez la rodilla derecha durante la Final de la Copa Italia ante la Lazio, la que muchos dicen que nunca volvió ser el mismo. Eso sí, fue el inicio de la amistad que tuvo con Zinedine Zidane, pues fue a visitarlo al hospital que estaba en Francia.
Cuando Ronaldo entrenó con pañal y las convulsiones en Francia 98
El Fenómeno recordó cuando tuvo que entrenar con pañal luego de llegar con sobrepeso a la convocatoria de la Copa América de 1999, ya que el entrenador de aquel tiempo, Wanderlei Luxemburgo, le dio un medicamento para que bajara de peso, provocando idas constantes al baño.
“En 1999, en la Copa América, llegaba de vacaciones, estaba por encima del peso, y Luxemburgo me dio Xenical, un medicamento para adelgazar. Cada 10 minutos estaba en el cuarto de baño, ¿cómo iba a ir al entreno? Entrenaba con un pañal, algo parecido, una protección. Estaba haciendo un sacrificio para gustar al jefe»
Un año antes, en la Final de Francia 98, parecía el momento idóneo para que brillara contra la Selección anfitriona, sin embargo, fue mermado por problemas físicos y una convulsión que tuvo antes del partido. Tuvo un cierto miedo que llevó hasta la Final de Corea-Japón 2002.
“Decidí descansar un poco después del almuerzo y lo último que recuerdo es que me iba a acostar. Me fui a la cama, después tuve una convulsión y, cuando me desperté, estaba rodeado otros jugadores y por el doctor Lidio Toledo.
“Los exámenes médicos no mostraron nada anormal. Nos fuimos al estadio, me acerqué a Zagallo y le dije ‘me encuentro bien, no tengo nada, yo quiero jugar’. No le quedó más remedio que aceptar mi decisión”, recordó.
