AL VUELO/ Por Pegaso 

Opinión

Cabezón 

El desaforado Gobernador de Tamaulipas, Francisco “N”, vino nuevamente a Reynosa, pero su presencia pasó completamente desapercibida. 

No invitaron a nadie y solo algún reportero despistado que pasaba por ahí pudo dar testimonio de esa visita. 

Nada comparado con las impresionantes giras de trabajo que realizaba en sus primeros tres años, donde en cada evento bajo techo no cabía ni un alfiler, y en los actos abiertos había vallas para ordenar el tumulto de gente que se arremolinaba para estar cerca de él y hacerle peticiones para sus colonias o ejidos. 

Ahora, no hay quien lo pele. 

Las dirigentes de colonias que aún reciben su lanita quincenal, con sus despensas para repartir entre los cada vez menos simpatizantes del PAN, son las que hacen bulto. 

Antes, cuando el gobernador daba la clásica entrevista banquetera, éramos tantos los reporteros que nos aglutinábamos a su alrededor para alcanzar a grabar sus palabras, que muchos nos quedábamos hasta mero atrás y solo se alcanzaban a registrar murmullos. 

Para hacer la nota teníamos que agudizar el oído o bien, molestar a algún compañero que tuvo la fortuna de estar más cerca de Cabeza de Vaca. 

Pero como todo abuso llega a cansar, poco a poco se fueron retirando los reporteros que habitualmente cubrían la fuente.  

Los continuos roces con la Administración Municipal de Maki Ortiz erosionó la credibilidad del gobernante, pero sobre todo, porque no le pudo ganar una a la aguerrida Alcaldesa de Reynosa, a pesar de que utilizó toda la fuerza de las instituciones estatales. 

Más o menos a mediados de su tercer año de gobierno, empezó a fallar en el pago a los proveedores de servicios de difusión, o sea, a los periódicos, revistas, estaciones de televisión, de radio y portales informativos. 

Para el cuarto año, definitivamente dejó de pagar. A la fecha, sólo unos cuantos reciben alguna migaja, y son los que continúan defendiéndolo a capa y espada. 

El Gobierno del Estado tiene etiquetada cierta cantidad para contratos publicitarios con los medios estatales, pero ese presupuesto, para los meses de agosto o septiembre de cada año, ya se había agotado, gracias a que el Coordinador de Comunicación Social, Francisco García Juárez y sus colaboradores crearon un enjambre de portalitos que cobraban millonadas por sus “servicios”. 

Cabeza de Vaca, en sus inicios, fue un pela’o muy echado para adelante. 

Acostumbrado al plagio, se voló el logotipo de la marca de pantalones que usaba cuando era jovenazo, Sergio Valente, (ver hipervínculo) para utilizarlo como bandera de sus campañas políticas. 

También se agenció la marca de las chamoyadas, que no fueron invento de él. De hecho, el inicio de su actividad empresarial y política fue en un puesto de chamoyadas que tenía en la colonia Jardín. 

Gracias al apoyo de muchos medios, entre los cuales me cuento, por desgracia, salió adelante, hasta alcanzar la candidatura de su partido, el PAN, a la Presidencia Municipal de Reynosa. 

Ganó la elección ante un PRI empequeñecido, pero ya con el poder en la mano empezó a pelearse con medio mundo, y la revista Hora Cero fue una de las primeras en írsele a la yugular. 

Cuando tenía brigadas en colonias y había un ambigú para los periodistas, Cabeza de Vaca llegaba y lo primero que nos decía era: “El hambre es canija, ¿verdad?”, y el bocado se nos atragantaba. 

Hoy, hoy, hoy, tiene una cita con la historia. Si la Suprema Corte de Justicia no se ha dejado sobornar nuevamente por los millones del “vómito negro” que ha soltado el gobernador desaforado, se deben resolver las controversias que impiden la liberación de la orden de aprehensión que tiene vigente por delincuencia organizada, operaciones con recursos ilícitos y defraudación fiscal. El fuero ya no lo tiene, pero el blindaje que le obsequió el Congreso del Estado bajo su control, es lo que lo mantiene en libertad. 

Por eso, en algunos memes que han surgido en las últimas horas, se le recomienda que mejor ponga pies en povorosa, antes de que la justicia le caiga como a Juan Charrasqueado: De a montón, o que lo pesquen como al Tigre de Santa Julia: Cagando. 

Por eso, aquí los dejo con el refrán estilo Pegaso: “A individuo que actúa de forma perversa, le resulta putrefacto el platillo típico mexicano, consistente en masa cocida y rellena, envuelta en hoja de Musa paradisíaca o Zea mais”. (Al que obra mal, se le pudre el tamal”). 

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