EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Ciudad de México.- La madrugada de ayer, elementos de la Secretaría de Marina, acompañados por el notario público número 95 de la Ciudad de México y cuatro visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, desalojaron el espacio que desde hace siete años ocuparon ex trabajadores y jubilados de la extinta Mexicana de Aviación en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
En esa área de mil 44.43 metros cuadrados estaban instaladas una cafetería, una tienda de objetos diversos y un laboratorio móvil de pruebas de covid-19. A las 2 de la mañana comenzó el operativo y el retiro de toda la mercancía y mobiliario.
Las tareas de limpieza, en lo que eran los mostradores de la referida aerolínea, tardaron alrededor de 11 horas y el lugar quedó custodiado por más de medio centenar de elementos navales, algunos de ellos portaban escudos, cascos con careta, toletes y chalecos de protección. Fueron apoyados por personal de seguridad del AICM. El pasillo está acordonado con cinta perimetral para impedir el paso de usuarios.
Fausto Guerrero Díaz, presidente de la Asociación de Jubilados, Trabajadores y ex Trabajadores de la Aviación Mexicana (Ajteam), declaró a La Jornada que de la cafetería que instalaron en “marzo de 2015”, y que operaban jubilados de la línea aérea, dependían alrededor de 70 familias “para llevar un poco de dinero a sus hogares”. Tras la quiebra de la compañía en el lugar se instaló un plantón permanente a partir de 2011, pero cuatro años después surgió la idea de comercializar alimentos y artículos.
Explicó que el actuario dijo a las cuatro personas que se encontraban en el lugar que los sacaban de allí, “por hacer un uso indebido de las instalaciones”, que son un área federal. El dirigente indicó que buscarán dialogar con autoridades aeroportuarias la próxima semana.
La dirección del AICM aseveró que el retiro de los locales y personas fue una acción legal, y que se realizó “sin ningún acto de violencia”. Además, fue “voluntaria y transparente” y subrayó que “ninguno de los ocupantes acreditó pertenecer a algún sindicato”.
Para el AICM la ocupación era “ilegal”, pues no exhibieron ningún documento “contractual que les permitiera realizar actos de comercio” en la terminal. Detalló que los ocupantes pudieron llevarse sus pertenencias personales y el efectivo en caja.
“Quebranto económico”
Las autoridades aeroportuarias aseguraron que las actividades que allí se realizaban generaron un “quebranto económico al AICM”, pero no especificaron el monto. Como parte de las afectaciones estaba la imposibilidad de ocupar las bandas transportadoras de equipaje, ubicadas tras los mostradores. No sólo la porción delantera de la planta baja de las salas A y B, donde hay 37 mostradores, eran utilizadas por los ex trabajadores, también las oficinas traseras, sostuvieron.
La tienda de artículos comenzó siendo operada por integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación, Servicios y Similares, que aglutina a empleados de tierra. El laboratorio fue el último espacio que se habilitó, a raíz de la pandemia, y allí laboraba personal paramédico y de recepción, y era administrada por la Ajteam.
El aeropuerto, bajo la dirección de Carlos Velázquez Tiscareño, vicealmirante piloto aviador retirado, precisó que no pudieron acreditar “la propiedad de los objetos”, por lo que los marinos los retiraron y resguardaron, “previo inventario” realizado por la notaría.