Los hombres que parecían gigantes  

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar  

Lo que tal vez se escribió pensando en hacer el contraste con lo que ofrecieron los que «se van, se van», en cuanto al origen «foráneo» de los miembros del gabinete, se interpretó como un nuevo agravio a los tamaulipecos que no residen en la capital, por la excesiva presencia de victorenses en el gabinete anunciado esta mañana por el gobernador electo Américo Villarreal Anaya. 

Ocho individuos, del universo de quince futuros miembros del gabinete dados a conocer por el propio gobernador electo, son nacidos en Ciudad Victoria. El texto que leyó Américo Villarreal se limitó a decir el nombre del personaje, la oficina que le asignaron y el origen, por lo que se escuchó en ocho ocasiones el nombre de la ciudad capital de Tamaulipas, ahí donde tiene su residencia el gobernador Villarreal Anaya, y una población que representa el diez por ciento de la población total del Estado. 

Es evidente que en el gabinete dado a conocer por el futuro mandatario estatal, no están debidamente representadas todas las regiones del Estado, y tampoco encontramos un solo individuo que tenga militancia en organizaciones políticas de izquierda. Abundan los priistas. No hay morenistas fundadores. No encontramos militantes del Partido Verde. No se convocó a personajes del Partido del Trabajo. Hay varios personajes muy menores. Un acierto es el equilibrio en cuanto a género. Hay evidentes omisiones en la breve ficha curricular compartida a medios, como es el caso del futuro secretario de larga trayectoria en la policía, así como la futura secretaria que presidía, muy recientemente, un comité municipal del PRI. 

Luego de conocer la identidad del equipo con el que inicia su gobierno, no podemos decir que Américo Villarreal Anaya integró un gabinete de inspiración juarista, un gabinete que cumple con la descripción que con frecuencia cita el presidente Lopez Obrador, refiriéndose a los colaboradores de Benito Juarez como hombres «que parecían gigantes»… Por supuesto que ni el propio López Obrador aplicó esa regla de invitar a los mejores al gobierno. 

Lo que vemos son más bien hombres y mujeres que parecen enanos… Para las tareas que están llamados a desempeñar. 

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