La candidatura envenenada
El escurrimiento del PRI, de la alianza con el PAN y el PRD, podría desmoronarse en Tamaulipas, en la elección por la senaduría dejada vacante por Faustino López Vargas. En efecto: el panismo, aún no se recupera de la decisión de Alito Moreno de sumarse a los proyectos legislativos de la IV T. Le dijeron de todo al dirigente nacional priista; y él, como no es manco, les respondió casi en los mismos términos.
El resultado: quedó fracturado el camino, para ir juntos en nuevas aventuras electorales.
Esa situación, dejó en estado de indefensión en la región a los, en el pasado, felices aliancistas.
El PRI tamaulipeco, no las trae todas consigo. Fue arrastrado por el panismo, a situaciones verdaderamente desfavorables que impactaron en la presencia tricolor en la entidad.
Más claro: el PAN, se llevó al fondo del cieno, a su socio de campañas electorales.
Bajo esas circunstancias, es poco probable ver una coalición funcional el 2023.
Podría darse de jure; de facto, -en la realidad- sería poco operativa. (Panistas de viejo cuño -fundamentalmente del sur de la entidad- y priistas tradicionales -en todo el estado- se negarían a votar a favor de un candidato panista que seguramente representará los intereses del viejo régimen; es decir: de un personero de una administración estatal que los humilló por seis años).
El final trágico del ex gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, manchó con su pecado a varios cuadros azules que hoy serán una opción aceptable: Truco Verástegui, Moyo García y hasta el invicto perdedor, Gerardo Peña.
(No se habla de que estén inhabilitados; se afirma, por su comportamiento anti-civilizado durante el periodo de la post-elección, perdieron bastante de su carga ética y mucha de su potencia consensual en diversos grupos sociales de la comarca).
En esas circunstancias, quedaría sólo un personaje para levantar la bandera azul en la pelea por la senaduría: Chucho Nader.
(Aún está pendiente el calendario del INE; ello podría sacar -o incluir- de la jugada a muchos).
Pero…
¿Sería de utilidad para el alcalde de Tampico, ser un candidato a senador testimonial?
¿En términos políticos, sumaría fortaleza a su trayectoria una derrota estrepitosa?
¿Sus correligionarios, lo recibirían de buen talante luego de regresar derrotado al Ayuntamiento?
Lo estratégico, sería tanto para el Truco como para Chucho, hacerse a un lado. Dejar libre el paso, al desfalleciente cabecismo. Siempre es más inteligente, utilizar la estrategia del paramédico: llegar justo en el momento para levantar heridos y muertos. Aplica, actitud tal, en política.
El Truco, aún puede rescatar algo de lo tanto que perdió en la contienda pasada. Si aspira a seguir vigente, probablemente lo lograría desde una diputación federal. Nader, no requiere de juguetes manoseados y de corta duración para amacizarse; su trabajo como jefe edilicio, le nutre más que la candidatura de relleno que sólo varios milagros pueden hacer recuperar el escaño en manos de MORENA.
El cabecismo, sigue en el disfrute de sus delirios.
Supone, que se reinventará en un corto tiempo.
Bajo la idea de que podría ganar la senaduría, alegará para sí, la postulación del candidato.
Es el momento de que los panistas reales, actúen inteligentemente como contrapeso de la corriente comandada por Cabeza de Vaca.
La táctica del peón envenenado, es más que aplicable en este trepidante escenario albiazul.
¿Para qué frenar, el proceso de auto-aniquilación de los cabecistas?