BOMBARDEO MASIVO DE RUSIA SOBRE OCHO CIUDADES UCRANIAS

Internacional

EL SINODAL DE TAMAULIPAS

Moscú. Rusia respondió con un bombardeo masivo ayer sobre las más pobladas ciudades de Ucrania al ataque que, dos días antes, sufrió el puente de Crimea, estratégica infraestructura que facilita por vía terrestre todo tipo de suministros a la península anexionada y pieza clave para la logística de las tropas rusas en Jersón.

Así lo confirmó el presidente Vladimir Putin al inaugurar desde San Petersburgo, por teleconferencia, una reunión del Consejo de Seguridad, de acuerdo con el fragmento que la televisión pública transmitió en directo.

“Hoy por la mañana (lunes), a sugerencia del ministerio de Defensa y conforme al plan del estado mayor del ejército, se llevó a cabo un ataque masivo con armamento de alta precisión a larga distancia desde tierra, aire y mar contra objetivos de infraestructura energética, mando militar y comunicaciones de Ucrania”, detalló Putin.

Y advirtió: “en caso de que continúen los intentos de realizar atentados terroristas en nuestro territorio, la respuesta de Rusia va a ser contundente y su magnitud dependerá del nivel de las amenazas que se creen contra la Federación Rusa. Que nadie tenga la menor duda”.

Putin no explicó cómo cometieron los “servicios secretos” de Ucrania “el atentado terrorista” en el puente de Crimea, que las autoridades rusas presumían que era la “infraestructura más protegida” del país, con “los más modernos equipos y sistemas de detección de bombas tanto en tierra como por aire y mar”.

El presidente de Rusia aseveró: “es evidente que los autores intelectuales, los organizadores y los ejecutores de este atentado terrorista son los servicios secretos de Ucrania”.

Y enumeró todo un repertorio de atrocidades del “régimen de Kiev, que desde hace tiempo emplea métodos terroristas: se trata de asesinatos de funcionarios, periodistas y científicos tanto en Ucrania como en Rusia, los bombardeos terroristas a ciudades del Donbás que duran ya ocho años o el terrorismo atómico, tengo en cuenta el lanzamiento de misiles contra la central nuclear de Zaporiyia”.

El titular del Kremlin siguió culpando a los servicios secretos ucranios: “Pero no sólo eso. También son responsables de tres actos terroristas contra la central nuclear de Kursk, con frecuencia vuelan las líneas de alta tensión de las hidroeléctricas y han procurado atentar contra infraestructuras de transporte de gas, como el Flujo Turco”.

Añadió que no permiten a Rusia participar en la investigación de las explosiones que dañaron los gasoductos en el fondo del mar Báltico, pero “sabemos muy bien quién se benefició”.

La conclusión de Putin: “de este modo, el régimen de Kiev con sus acciones se puso al mismo nivel de las formaciones terroristas internacionales, de los grupos más odiosos. Y ya es imposible dejar sin respuesta este tipo de crímenes”.

Con su respuesta –83 misiles, 41 derribados según el ejército ucranio, y un número indeterminado de drones con proyectiles, lanzados ayer contra más de 15 ciudades, entre ellas Kiev, Leópolis, Dnipró, Ternopol, Ivano-Frankovsk, Zhitomir, Járkov, Jmelnitski, Kremenchuk, Odesa, Poltava, Sumi y Zaporiyia–, el mandatario ruso consiguió un doble propósito:

Por un lado, no quedarse cruzado de brazos al ordenar lo que considera un “castigo ejemplar” contra los que se atrevieron a atacar una “infraestructura civil esencial para Rusia”, sin tener que cumplir su amenaza de recurrir al arsenal nuclear, lo que podría tener efectos imprevisibles.

Y por el otro, aplacar al sector más belicista de su entorno, cuyos voceros llevan días clamando desde las redes sociales y las pantallas de los televisores que basta ya de aguantar “a los nazis” ucranios y que es necesario usar las armas atómicas tácticas contra Ucrania. Casualidad o no, uno de los más radicales, Ramzan Kadyrov, gobernante de Chechenia, en su cuenta de Telegram se mostró “muy satisfecho con la forma que adquirió este lunes la operación militar especial” y le recomendó al presidente ucranio: “corre hacia Occidente, Zelensky, huye antes de que sea tarde”.

Más gasolina al fuego

Bielorrusia, que hasta el momento se ha mantenido al margen de los combates de sus vecinos eslavos, aunque por su dependencia de Moscú –en forma de una especie de confederación que existe más en el papel que en la realidad– prestó su territorio como plataforma para los ataques de Rusia contra Ucrania, tendrá un contingente militar bielorruso-ruso, según acordaron en San Petersburgo los presidentes de ambos países el viernes pasado.

Lo dio a conocer Aleksandr Lukashenko ayer en una reunión de su Consejo de Seguridad: “a raíz de que se ha agravado la situación en las fronteras occidentales del Estado de la Unión (como se llama la confederación formal), acordamos desplegar un grupo regional de tropas conjuntas de Rusia y Bielorrusia… Cuando el grado de amenazas alcance el que tiene ahora, comenzaremos a utilizar ese contingente”, citado por Belta, la agencia noticiosa oficial de Minsk.

En palabras de Lukashenko, el grueso del contingente serán soldados bielorrusos, pero “pronto llegarán militares rusos, que serán más de mil, seguro”. No precisó dónde se van a emplazar esas tropas ni cuáles serán sus funciones.

El mandatario, eso sí, está convencido de que “en Ucrania no sólo se habla de esa posibilidad, sino que se están preparando ataques contra territorio bielorruso, y no porque quieran los ucranios, sino por órdenes de sus patrones (occidentales)”.

Desmintió que Bielorrusia tenga intención de sumarse a la guerra y mandar a sus soldados a combatir en suelo ucranio, pero justificó la creación del contingente conjunto con la frase que se atribuye a Julio César y que éste tomó prestada de una hipótesis de Flavio Vegecio Renato: “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.

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