Por Oscar Díaz Salazar
Los profesionales de la medicina refieren que hay enfermedades que son muy fáciles de curar, cuando se detectan a tiempo y se tratan en su fase inicial, pero si no se combaten de inicio, su evolución las vuelve muy complicadas, muy difíciles de combatir.
Ese planteamiento que tomo de la ciencia médica, es aplicable también a las ciencias sociales, y tiene validez para explicar la salud y/o la enfermedad de los organismos sociales, de las instituciones y de los gobiernos.
El ejemplo me sirve para decirles que existe un malestar que hoy es leve, entre los integrantes de la fracción parlamentaria de morena en el Congreso del Estado de Tamaulipas, y a la vez advertir que esa incomodidad puede convertirse en divorcio y rechazo al poder ejecutivo.
Los diputados morenos se sienten mal tratados, ninguneados por el gobernador y por sus funcionarios, marginados de las ceremonias, desatendidos, poco valorados y tratados de manera injusta.
La diputada coordinadora del grupo parlamentario hizo mal en aceptar (su esposo) la rectoría de la Universidad Tecnológica de Altamira, porque aunque diga, con mucho de verdad, que su pareja tiene su propia trayectoria, el nombramiento para su cónyuge se vio mal en el grupo al que nada han ofrecido, más allá del trato institucional e inevitable, por ser inherente a su investidura.
El grupo parlamentario está fracturado anímicamente. No se le augura una larga permanencia a la diputada Ursula Salazar como coordinadora. Sus compañeros se quedaron con la idea de que pidió para sus dientes y sus parientes, y no vio, ni se ocupó de los intereses del grupo que aún representa.
En la contraparte, en el poder ejecutivo, parece que tienen razón los que piden la renuncia, o prohibir que ingresen al gobierno, a quienes tienen cargos partidistas, y lo digo por Rómulo Perez, que por atender la presidencia del Consejo Estatal de morena, no atiende la relación con los diputados de su partido, es decir, no atiende (bien) su chamba de Subsecretario de Enlace Legislativo del gobierno de Tamaulipas.
Puede ser que exista desconfianza, de parte del ejecutivo, con los diputados que les tocó lidiar con Cabeza de Vaca, y si bien algunos lo padecieron, y otros lo gozaron, en el ejecutivo deberán tener la certeza de la actuación de cada uno de sus diputados, y tener la decencia de no reclamar lo que tampoco dieron o hicieron. 18 de octubre de 2022
