Colosio
Corría el año de 1994. Eran las 7:12 de la tarde.
En un paraje de Tijuana llamado Lomas Taurinas, un torvo asesino accionaba el gatillo de su arma y disparaba sobre la cabeza del candidato del PRI a la Presidencia de México, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
El magnicidio sacudió los cimientos del sistema político.
En los últimos días de su vida, su mensaje traía implícito una severa amenaza para el grupo político dominante encabezado por Carlos Salinas de Gortari.
Tal vez con Colosio México no hubiera cambiado mucho, pero el tipo se merecía una oportunidad.
México se conmocionó, al igual que sucedió con el magnicidio ocurrido 31 años antes en Dallas, Texas, cuando un asesino sigiloso disparó con un rifle de mira telescópica al Presidente de los Estados Unidos, Jon F. Kennedy.
Ambos sucesos, separados por el tiempo y la distancia, guardan ciertas similitudes y fueron un parteaguas en la historia de las dos naciones.
Avancemos el tiempo 28 años.
En México, la mayoría de las encuestas sitúan en un cómodo tercer lugar al hijo del llamado “Mártir de Lomas Taurinas”, Luis Donaldo Colosio Riojas.
De hecho, entre los políticos opositores, es quien encabeza con un amplio margen las preferencias electorales, a pesar de que aún es muy joven, 37 años.
Por delante de él aparecen los morenistas Claudia Sheinbaum, actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y Marcelo Ebrard Casaubón, Secretario de Relaciones Exteriores.
Ambos tienen ya tiempo haciendo campaña política para posicionarse y favorecer sus aspiraciones, utilizando el erario público de manera abierta y descarada.
Por el contrario, el joven Colosio, aunque no ha hecho campaña, se mantiene como un fuerte aspirante y tiene posibilidades reales de obtener la candidatura por el Partido Movimiento Ciudadano.
Tal vez por eso mismo ahora todos sus actos, como Alcalde de Monterrey, son observados con lupa por quienes se sienten amenazados.
Recientemente sacaron la versión de que había pagado varios millones de pesos para ser favorecido en las encuestas.
Pero a mi juicio, ni necesita hacer eso, porque yo he notado que prácticamente durante todo este año y parte del anterior, la mayoría de las mediciones lo sitúan en ese valioso tercer lugar.
Yo me pregunto qué pasará cuando decida hacer campaña de posicionamiento.
El nombre de Colosio sigue pesando. A pesar de que la gente joven no conoce la historia, los mayores de 35 años guardan en su pecho una gran indignación y creen, con justa medida, que la Historia le debe una compensación, le debe la Presidencia de la República.
¿Y qué mejor que su hijo?
Conforme se acerque el tiempo de la sucesión, los ataques se harán cada vez más frecuentes y agudos.
Yo solo espero que a Luis Donaldo Colosio Jr. no le pase lo mismo que le ocurrió al hijo de Kennedy.
John-John, como se le conocía, volaba una avioneta el 16 de julio de 1999, la cual se estrelló en el mar, antes de llegar a su destino, Cape Cod, Massachusets. Tres días después fueron hallados los restos del aparato y los cuerpos de él, su esposa y su cuñada. Tenía 38 años de edad.
Aunque el peritaje concluyó que se debió a un accidente, algunos todavía creen que pudo tratarse de algo premeditado para evitar que algún día llegara a la Presidencia de su país. Por aquel entonces, según algunos amigos, estaba pensando seriamente en postularse para senador.
En los Estados Unidos, tras el asesinato de Kennedy, también la gente tenía la idea de que la Historia estaba en deuda con alguien que fue un Presidente carismático, que supo ganarse el cariño de las mayorías.
Los dejo con esta reflexión y viene el refrán estilo Pegaso: “Reflexiona negativamente y serás poseedor de la verdad”. (Piensa mal y acertarás).