Por René Mondragón
CON EL ANALISTA
Sigo de cerca al maestro Pepe Yuste(1) cuando plantea sus análisis y reflexiones en torno a las consultas iniciadas por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá en contra de México, por esa extraña mezcla de nacionalismo decimonónico y las quimeras del populismo en Latinoamérica.
El presidente mexicano que tanto se inclina por las “consultas” a modo, resulta que estas las detesta, porque sabe que los resultados le serán adversos seguramente.
CON LOS DETALLES
1. Hay una serie de controversias y por ello se generan las consultas. De inicio, porque como señala Yuste, Canadá y Estados unidos, manifiestan sus inconformidades por la actuación de México en el T-MEC y en consecuencia, reclaman una serie de modificaciones en las condiciones de competencia.
2. Ambos países del norte, sostienen que el daño para las empresas de sus respectivos países asciende a la friolera de hasta 30, 000 millones de dólares. Si la inconformidad procede, en México tendremos que asegurar que, en vez de que cada niño nazca con su torta, “cada niño nacerá con su deuda… en dólares”
3. De nuevo esa especie de “nacionalismo septembrino” se esgrime como defensa para la política energética del presidente.
4. Caminando rumbo al Panel de Controversias, el escribano coincide con el analista: (…)la acusación es clara: México no está cumpliendo con la apertura energética a la que se comprometió al firmar el tratado el 30 de septiembre de 2018 y en sus protocolos modificatorios aprobados en diciembre de 2019.
Estados Unidos lo acusa de tres cosas. La primera es que esta nueva Ley de la Industria Eléctrica solo permite comprarle electricidad, antes que nadie, a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y deja fuera a las demás empresas. Después, que a los productores de combustible se les impuso una política de producción con azufre ultrabajo, menos a Petróleos Mexicanos (Pemex), lo cual le da un trato preferencial. Y por último, que desde 2013 las empresas podrían importar y transportar gas natural, pero ahora solo Pemex y CFE —empresas paraestatales de petróleo y electricidad— pueden transportar gas natural, otra vez privilegiándolas sobre las demás (…)
5. Para cualquier observador, en el fondo de la Litis, aparece la defensa a ultranza del centralismo económico donde se privilegia el “nada fuera del estado, todo para el estado y nada contra el estado” que, de acuerdo con las experiencias latinoamericanas, ¡no funciona! Y no es operable porque el estatismo estaliniano que perfila el mandatario mexicano -en estos casi cuatro años de gobierno, por decir lo menos- ha sido un rotundo fracaso y una magistral engañifa. Basta un botón de prueba: Jesús Ernesto, el hijo menor del presidente, es enviado a estudiar al Reino Unido y no a Cuba, Venezuela o Nicaragua. ¡Eso es “congruencia socialista y revolucionaria!”
6. Como señala Pepe Yuste, hay un plazo de 75 días para demostrar que México no faltó a sus compromisos. El dilema enorme radica en que, como subraya el analista económico, que por los privilegios otorgados a PEMEX y a la CFE, “es muy probable” que México pierda.
7. Sin duda, la derrota de nuestro país en las mesas de controversia, causarían verdaderos estragos al empleo y a la economía nacional que se encuentra en terapia intensiva.
Vuelve a hacerse evidente que, cuando el gobierno se mete de empresario y todólogo, lo que es previsible es el fracaso. Si alguien lo duda, el escribano lo invita a contestar una encuesta -si de consultas se trata-: ¿Por qué los inmigrantes buscan -arriesgándolo todo- llegar a los Estado Unidos… y no al paraíso de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Argentina? Es pregunta.