ECUADOR: CONTROLAN MOTÍN CARCELARIO

Internacional

EL SINODAL DE TAMAULIPAS

Quito. Los presos de la Penitenciaría del Litoral, la más grande y violenta de Ecuador, recibieron ayer con disparos y granadas a cientos de policías y militares que ingresaron a la prisión a fin de retomar el control de las instalaciones y trasladar a un nuevo grupo de 417 reclusos.

Al menos 15 uniformados heridos dejó este nuevo motín registrado en esa prisión que es parte del Complejo Penitenciario del Guayas, en el puerto de Guayaquil, 270 kilómetros al suroeste de la capital, donde rige el estado de emergencia a raíz de una ola deviolencia del narcotráfico, que desde el martes ha provocado la muerte de ocho personas, incluidos cinco uniformados.

“Tenemos más de 15 policías y servidores militares heridos”, dijo a la prensa el director del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad, Guillermo Rodríguez, tras operativos de la fuerza pública para restablecer el orden, luego de que enfrentamientos previos entre reclusos dejaron dos fallecidos y ocho heridos.

Otros cinco policías y un civil también murieron en al menos 20 ataques de grupos del narco el martes contra instalaciones policiales, gasolineras y un sanatorio en rechazo al traslado hasta ahora de mil 400 presos de la Guayas 1 hacia otros sitios para retomar el control y reducir el hacinamiento.

Los atentados explosivos del martes provocaron el cierre anticipado de la actividad comercial y la suspensión de las clases presenciales en algunas ciudades, entre ellas Guayaquil y la vecina Durán.

Además, ayer se reportó el incendio de un auto en una gasolinera de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas (centro norte) y varias detonaciones simultáneas en la provincia de Guayas (suroeste), en particular en expendedoras de combustibles en Guayaquil y en una avenida del cantón Durán, vecino de esa ciudad.

“La estrategia de traslado de los cabecillas la mantuvimos a cabalidad. Este gobierno no se doblega ante narcoterroristas: en este país no van a imponer su voluntad”, expresó por Twitter el presidente Guillermo Lasso tras liderar una reunión en ese puerto del Consejo de Seguridad del Estado para analizar el traslado de los “cabecillas” de las bandas que operan en las prisiones.

Lasso publicó en su mensaje dos fotos en las que se ve a un grupo numeroso de presos tumbados boca abajo en el suelo, abarrotando un patio y ante la presencia de agentes, así como de armas de fuego, municiones y cuchillos decomisados. Una mancha al parecer de sangre asoma debajo de la cabeza de uno de los reos.

Luego, el gobernante insistió por radio y televisión que los “actos de sabotaje y terrorismo fueron una declaratoria de guerra abierta” contra la ciudadanía y la democracia, y que ha desplegado acciones para “enfrentar este enemigo: el crimen organizado, el narcotráfico y sus nexos con la política”.

Lasso enfatizó: “hemos tomado control de la penitenciaría, pero aún tenemos camino por recorrer”, por lo que llamó a la unidad.

En las afueras de la cárcel, allegados de los reclusos aguardaban noticias. Un reportero de la Afp fue rociado con gas lacrimógeno por la policía y militares le exigieron borrar las imágenes de su cámara.

Desde temprano se escucharon detonaciones en el exterior del reclusorio, que a media tarde cesaron. Uniformados con armas largas vigilaban la prisión desde los techos. Una mujer que prefirió no identificarse dijo a la Afp que su familiar estaba “aterrado” dentro de la cárcel, controlada por organizaciones de narcotraficantes.

Rodríguez dijo que se desplegaron 2 mil 600 efectivos entre policías y militares. Durante la tarde y noche del martes enfrentamientos entre presos dejaron dos internos muertos y seis heridos.

Se informó que en la Penitenciaría del Litoral, donde se han perpetrado las mayores matanzas entre presos en los últimos dos años, había hasta el fin de semana 5 mil 246 detenidos y que ahora, tras el traslado, quedaron 4 mil 244.

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