Por Oscar Díaz Salazar
No fue necesario que pasara mucho tiempo, para que fuera notorio el error mayúsculo de haber cedido la presidencia del Congreso del Estado de Tamaulipas, a la diputada priista (azulada) Alejandra Cárdenas.
La fracción parlamentaria de morena en el Congreso local, acató con disgusto la instrucción del encargado de llevar las relaciones del Poder Ejecutivo (gobernador), con el legislativo, Rómulo Perez, impuesto como presidente de Consejo estatal de morena y designado Subsecretario de Enlace Legislativo en el gobierno de Tamaulipas, por obra y gracia de su amigo Américo Junior, fue el encargado de notificar a los legisladores de su partido, que las cosas seguirían igual que como en el vacato, aunque ahora los subordinados del gobernador serían ellos, y a manera de inauguración tendrían que ceder la presidencia, a la tercera fuerza política, integrada por dos diputados.
Desde la primer sesión que fungió como presidenta, la diputada Cardenas votó con la fracción vacuna, con el grupo que se ha constituido en el defensor de los negocios y privilegios que en forma autoritaria y legaloide, se reservaron los panistas para conservar, aunque hubiera cambio de gobernador.
El control de las comapas, en donde se vive el absurdo que el poder legislativo de la era panista, adjudicó a uno de los suyos el manejo de una empresa dedicada a un servicio que la Constitución le asigna a los municipios, en un acuerdo logrado por mayoría simple, y que solo se puede revertir por mayoría calificada. El legislativo haciendo labores del ejecutivo, que además están reservadas para el nivel municipal. Este y otros temas, son los enredos que deben resolver los diputados de morena, y los que decidan contribuir a remediar este absurdo, pero muy lucrativo, negocio que aún tiene la pandilla de la Vaca Salvatrucha.
Eso es lo que también defiende la diputada priista Alejandra Cárdenas.
Trasciende que los operadores políticos de morena no han sabido utilizar la zanahoria ni el garrote, y que quieren arreglar lo que se desarregló a cañonazos obregonistas (de cincuenta mil dólares parriba) con exhortos y llamados a colaborar con el bien común, algo así como el llamado a dar abrazos y no cañonazos.
Rómulo, que no se manda solo, – pero en apego a la cortesía periodística y la tradición política, no debo culpar al ache gobernador -, el subse de enlace legislativo, se equivocó al encumbrar a la priista Alejandra Cárdenas y lo digo porque de cualquier manera la cabra jaló pal monte, generando disgusto entre los legisladores de casa y desaprovechando la oportunidad de hacer un acuerdo político con el presidente Borrega o el presidente Makito, que tienen amigos y aliados en el Congreso del Estado.Alejandra Cárdenas: no tiene la culpa el indio…