AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Pájaro

En mi búnker privado, luego de mi vuelo vespertino, me puse a bucear en las redes sociales y lo que encontré me dejó perplejo, anonadado, patidifuso y medio aendejado.

No me gustan mucho los concursos de cocina donde seleccionan a un grupo de palurdos aprendices de cocinero y sacan a uno de ellos como si fuera un gran chef condecorado con diez Estrellas Michelin.

Yo gozaba viendo Iron Chef, donde los más renombrados especialistas de la alta cocina mundial competían en un «coliseo» contra un «panteón» de campeones culinarios para ver quién era el que ganaba en cada edición.

Los platillos de Bobby Flay, Cat Cora, Matsaharu Morimoto y Tony Batalli eran fabulosos, y estaban finamente presentados, al igual que los de sus oponentes.

En esta semana se hizo viral el concurso denominado Master Chef España, donde una de las participantes -creo que se llama Saray y tiene voz de macho-, presentó a los jueces un asqueroso platillo que consistió en un pájaro negro crudo parcialmente desplumado, con tres tomatitos cherry en el lomo.

Es más, ni el pico, ni la cola, ni las uñas ni las tripas le quitó. Quería que los sinodales lo engulleran así, tal cual.

Dentro de todo el argüende que se armó por la ocurrencia de esa señora o señorita, salió también a relucir que Los Simpsons, ¡sí, Los Simpsons!, ya lo habían adelantado en un episodio.

En algún capítulo de la serie se muestra a una concursante de un reality show de cocina presentando un lechón crudo.

Otro acierto más para los personajes color chorrillo de bebé.

No es raro que en la Alta Cocina lleguen a presentarse platillos crudos y que estos sean degustados por los más exigentes gourmets.

Por ejemplo, el sushi o el sashimi japoneses, el carpacchio italiano o el ceviche peruano, pero todos ellos están elaborados con carne de pescado o vacuna rebanada finamente, con deliciosas salsas o ingredientes y cuidando al máximo la calidad.

Desde hace muchos años nos hemos enterado que los chinos comen de todo, y eso incluye animales muertos, vivos o crudos.

Hace poco dio la vuelta un video viral donde se ve a una chinita comiéndose un apetitoso caldo de murciélago, con todo y alas, a medio cocer, lo que para muchos fue el origen de la pandemia de coronavirus.

Pero nadie había presentado en un concurso internacional como Master Chef España un plato consistente en un pájaro crudo con plumas, pico y uñas.

Naturalmente los jueces lo tomaron como una burla, no tanto para ellos, sino para el resto de los concursantes y los miles de prospectos que se quedaron fuera para que ella ocupara el lugar en el programa.

«Es que no tenía tiempo y me daba lástima matar al ave»,-fue la pueril excusa.

Está como aquel otro video donde se muestra a un niño a quien se pregunta cuál es su platillo favorito.

-«¡Pollo frito!»,-dice el infante con su carita sonriente.

El entrevistador va y le trae el ave viva y le dice que lo tiene que matar para poder prepararle su pollo frito, lo que causa que el mocoso se eche a llorar, porque no imaginaba que la crujiente pieza saliera de un tierno y dulce plumífero.

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: «Es más valiosa una ave en la diestra que observar a un centenar desplazándose en vuelo». (Más vale pájaro en mano, que ver un ciento volar).

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