AL VUELO/ Por Pegaso 

Opinión

Nombres

¿Qué obliga a los padres a ponerles nombres horribles o raros a sus hijos?¿Qué fuerza maligna los aconseja al momento de nombrar a sus vástagos? ¿Qué no saben que éstos quedarán traumados y marcados de por vida? ¡Ya no lo hagan más, por favor! 

Nombres como Anacleto, Aniceto, Archivaldo, Brudegunda, Bartolo, Casimiro, Fulgencio, Herculano, Hermengildo, Jeremías, Lucas, Lucrecia, Nepomuceno, Plutarco, Ptolomeo, Sófocles, Tiburcio y Zenón, eran los preferidos de nuestros amados padres y abuelos, cuya imaginación era muy limitada. Por lo mismo, lo único que se les ocurría hacer, cuando nacía el escuincle, era ver el calendario y ahí, donde caía la fecha le ponían el nombre del santo correspondiente, que generalmente era de origen griego o hebreo. 

Recientemente una pizzería de Yucatán tuvo la ocurrencia de hacer un concurso. 

Aquellas personas con nombres raros, tendrían un buen descuento en la compra de una pizza grande de peperoni. Pagarían solo 49 pesos por cada una. 

La persona con nombre más raro que se acreditó con un certificado de la Universidad Tecnológica Metropolitana se llama Cero Cero Tres Miller Santos Chablé. 

En la lista de 20 personas con nombres raros, que también tuvieron descuento en la compra de su pizza, estaban Vercingentorix, Dhaimaru, Jesushalaya, Baninu, Rayneiro, Mahonri, Dwby, Marcio, Yessang, Blussete, Obdulia, Ondiahman, Itandegui, Bharnabhy, Juplier, Nívea, Esmirley, Yudhistir y Bahtzibadi. 

Esa es la nueva generación de padres, los que sí se queman las neuronas para designar a sus descendientes. 

Pero a pesar de todo, yo no he visto ni en el directorio telefónico, ni preguntando entre los conocidos a alguien que se llame Satanás, o Luzbel. 

¿Se imaginan que uno está en la escuela y el maestro pasando lista?: -Satanás González. –Presente, querido mentor. 

¡No!¿Verdad? 

Tampoco veremos lo contrario, es decir, a alguien que se llame Jehová Martínez, porque estos dos últimos ejemplos son tabú para una población mayoritariamente católica. 

Eso sí. De pronto sale alguna nota curiosa en los periódicos donde dan cuenta de los nombres tan chistosos que hay en el Registro Civil, inspirados en las tiras cómicas, en el cine y en el resto de la cultura pop. 

Hay quienes se llaman Clark Kent, Batman, Bruce Wayne, Spiderman, Thor, Ironman y hasta Hulk. 

Con el paso de los años, muchos de ellos no gustarán de sus nombres y decidirán cambiarlos por otros más normales, pero por lo pronto, el chistecito de los padres ya les costó una feria por el pago del notario y todo lo relacionado con los gastos legales. 

Por eso yo insisto a los papás: Ya no busquen en el calendario los nombres de sus engendros. Hay miles de tutoriales en Internet dónde pueden inspirarse. 

Escojan uno bonito, por ejemplo, Ada, Anya, Celine, Clío, Cora, Dánae, Greta, Idara, Iris, Jade, Keyla, Lys, Maya, Oriana, Sasha, Zaira, Zoé o Zuri, Declan, Jude, Austin, Liam o Asher, nombres etéreos que serán el orgullo de sus hijos en su vida de adultos. 

Es motivo de gran satisfacción, por ejemplo, que en la escuela se pase lista y diga la maestra: Brian De la Peña Rivadeneira, en lugar de decir: Pantaleón Rodríguez. 

Otra cosa bien curiosa: ¿No se han fijado que las personas con nombre bonito y de padres adinerados son güeros y bonitos, mientras que los pobres de nombre horrible suelen ser feos y desgarbados? 

Algunos griegos antiguos decían que los nombres definen lo que somos. Por eso los padres les ponían nombres pretenciosos, como Aristóteles, que quiere decir “el que busca lo mejor”, o Zenón, que significa “dedicado a dios” o Sófocles, “famoso por su sabiduría”, o Empédocles, que quiere decir… bueno, eso se los dejo de tarea. 

Viene pues el refrán estil Pegaso que a la letra dice: “Coméntame con qué individuo departes y procederé a determinar tu naturaleza”. (Dime con quién andas y te diré quién eres). 

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