Al Vuelo/ Por Pegaso

Opinión

Espía

¡Gulp! Me sentí como el tipo de aquel famoso cuento de los libros de texto que tenía la costumbre de tamborilear con los dedos en cualquier superficie sólida, como en las mesas, en las paredes o en las puertas.

En cierta ocasión, los servicios de contraespionaje de un país detectaron el citado tamborileo, que en realidad no quería decir nada, sino que era un simple tic de aquel sujeto.

Los avispados analistas creyeron que se trataba de un mensaje en clave morse dirigido a espías de una potencia rival, así que hicieron hasta lo imposible por descifrarlo.

Resulta que, según ellos, el mensaje decía: “Barco pirita y tungsteno zarpa mañana”, lo que confirmó sin lugar a dudas que aquel era un afamado agente de inteligencia y que estaba cruzando información con el enemigo.

Ni tardos ni perezosos, armaron un operativo mucho más aparatoso que el de la SEDENA para recapturar al Chapito y le cayeron al supuesto espía como a Juan Charrasqueado, de a montón.

Se lo llevaron a un reclusorio de la más alta seguridad y ahí lo tuvieron, torturándolo para que confesara, pero el pobre sujeto, que no sabía ni pío de espionaje ni de inteligencia, nomás se les quedaba mirando.

Así es como me sentí yo ayer, tras escribir mi colaboración intitulada: “Bestia”.

En ella hacía yo un ejercicio de imaginación sobre qué fue lo que platicaron el Pejidente ALMO y Joe Briden durante el trayecto del Aeropuerto Jelipe Ángeles hasta el hotel del mandatario gringo, a bordo del vehículo conocido como “La Bestia”.

Y tratando de adivinar, decía que dos de los asuntos que pudieron discutirse en ese lapso de tiempo eran el tráfico de metanfetaminas y el tema migratorio.

Pues resulta que viendo y escuchando las crónicas de la Cumbre de América del Norte, los dos temas más importantes y morrocotudos que han saltado a la palestra son…¿se imaginan cuáles, mis dos o tres lectores? ¡Claro! ¡El del tráfico de metanfetaminas y el de migración!

Me he venido a encerrar a mi búnker- como Carlos Ibarra cuando dijo que iba a dar recompensa por cada policía gringo muerto-, esperando que en cualquier momento aparezca una nube de agentes de la Agencia de Seguridad Nacional, el Servicio Secreto, la Interpol, la Agencia Central de Inteligencia, la KG y hasta de Inteligencia Israelí para ver de dónde obtuve tales datos.

Yo no tamborileo ninguna mesa ni puerta, pero lo que escribí ni Mohny Vidente pudo anticiparlo.

Ya he dicho que no soy pitoniso, arúspice, oraculero, augur, nigromante, profeta o clarividente, pero a veces le atino a algunas cosas.

Por cierto, el tema de las metanfetaminas está causando pánico entre la población norteamericana y ya el Presidente Briden paró las antenas porque es un asunto que no se puede tomar a la ligera.

Pueblos enteros llenos de zombies, o bueno, personas que parecen zombies a causa del consumo de metanfetaminas y sus derivados.

Lo más cruel de este tipo de precursores no es solo su elevadísimo nivel de adicción, mucho mayor al de la cocaína y la morfina, sino que está siendo adulterado de mil maneras.

Se ha documentado, por ejemplo, que se mezcla con vidrio molido. ¡Imagínense qué le hará al cerebro la inhalación de ese polvo!

La epidemia de zombies ya ha rebasado los pueblos pequeños y actualmente suburbios de grandes ciudades, como Los Ángeles, presentan escenas apocalípticas.

Como siempre lo he dicho, ¿Hollywood nos lo había advirtido?

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: ”Abstente de ejecutar acción positiva que aparente ser negativa”.  (No hagas algo bueno que parezca malo).

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