Pitonisa
Veintitrés de abril de 2023. La órbita de la tierra sufrirá un cambio importante. Como consecuencia, se acercará más al sol y las radiaciones electromagnéticas serán más potentes. Habrá fuertes interferencias en las señales de telecomunicación y la red de satélites colapsará.
Eso es lo que dice en sus profecías una viejita húngara que se las daba de pitonisa.
Baba Vanga se llamaba, y ha pasado a la posteridad por la gran cantidad de profecías que hizo, de las cuales, algunas se cumplieron, o al menos, eso parece.
Su verdadero nombre era Vangelia Pandeva Gushterova. Nación en 1911 y colgó los tenis en 1996, a causa del cáncer de mama, lo que dicho sea de paso, no lo pudo adivinar, si no, se hubiera tratado con tiempo.
A los doce años perdió la visión durante un accidente en un tornado. Posteriormente, se dedicó al arte adivinatorio señalando que escuchaba voces provenientes de otra dimensión.
Se dice que una de las profecías más conocidas fue el ataque a las torres gemelas, el 11 de septiembre de 2001: “Dos aves metálicas chocarán contra dos hermanos americanos, lobos aullarán desde los arbustos y la sangre de inocentes correrá por los ríos”.
Pos sí. Con ese lenguaje ambiguo hasta yo adivino uno que otro suceso importante.
Si Baba Vanga hubiera dicho: “El 11 de septiembre de 2002, a las 8:46 de la mañana con 30 segundos, un avión de la American Airlines se impactó contra la torre norte del World Trade Center, y a las 9:07 horas, otro avión, pero de la United Airlanes embistió la torre sur. El atentado lo llevaron a cabo teroristas de Al Qaeda. Murieron 2,996 personas y resultaron heridos más de 25 mil”. Si tal hubiera dicho la adivina, ahorita estaría en Bulgaria besándole los juanetes a su cadáver, sí señor.
Se le atribuyen muchas otras visiones que según los “estudiosos”, se han ido cumpliendo, pero para el 2023, específicamente, profetizó lo siguiente:
-Un país comenzará a usar armas biológicas en seres humanos.
-Estallará una planta nuclear que causará un gran desastre.
-La tierra sufrirá una variación en su órbita que provocará el aumento considerable de las temperaturas, la radiación y subirá el nivel del mar.
-Una tormenta solar podría acabar con las redes eléctricas y las telecomunicaciones.
-Los gobiernos prohibirán los nacimientos naturales y se fomentará el cultivo de seres humanos en laboratorios.
No he visto las cartas de puño y letra de la pitonisa, conocida como “La Nostradamus de los Balcanes”, pero no creo que haya utilizado esas palabras tal cual.
Debieron ser, como en el escrito anterior, frases muy ambiguas que pueden significar muchas cosas.
A pesar de toda la fama que tiene, Baba Vanga no fue infalible, y la gran mayoría de los vaticinios no resultaron cierto, lo que hace suponer que está dentro del porcentaje considerado normal en cuanto a anticipar sucesos.
Pienso que la ciencia es más certera que eso. Hay una disciplina que se llama Prospectiva, y está basada en la Estadística.
Los pronósticos del clima son prospectiva, y hasta donde podemos saber, resultan muy cercanos a la realidad.
Así que no hay por qué preocuparse si Baba Vanga, Nostradamus, Mhoni Vidente, El Brujo Mayor o Walter Mercado nos dicen que habrá un apocalipsis zombi este año.
Ha habido tantas veces que fallaron profecías, predicciones y augurios, como aquel del año 2000, cuando iban a colapsar las computadoras, o el 2012, cuando se iba a acabar el mundo, según los mayas… Como siempre, después del 23 de abril aquí estaré yo para pitorrearme de todos los crédulos que andan difundiendo ese tipo de sandeces.
La verdad, la verdad, en esta vida solo hay dos cosas de qué preocuparse: Si uno está sano o si está enfermo. Si estamos sanos, no hay de qué preocuparnos, pero si estamos enfermos, solo hay dos cosas de qué preocuparnos: Si nos salvamos o si morimos. Si nos salvamos, no hay de qué preocuparnos, pero si morimos, solo hay dos cosas de qué preocuparnos: Si nos vamos al infierno o si nos vamos al cielo. Si nos vamos al cielo, no hay de qué preocuparnos… y si nos vamos al infierno, vamos a estar tan ocupados saludando a toda la raza, que ni tiempo tendremos de preocuparnos.
Así que, ¿para qué nos preocupamos?
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Abstente de acobardarte como Judas te orinó”. (No temas como Judas temió).