Por Oscar Díaz Salazar
En una conversación informal, digamos que en una plática de amigos, con un empresario del ramo restaurantero, originario de la Ciudad de México, pero avecindado en Reynosa desde hace varios años, me enteré que el pésimo servicio que brinda el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, por sus siglas) no es generalizado, no ocurre en todo el país, siendo Tamaulipas uno de los Estados donde ofrecen el peor servicio.
El comparativo entre la atención, el servicio y la actitud que encuentras entre los hospitales y clínicas del Seguro Social de Reynosa y de CDMX, lo tenía muy claro el restaurantero, por experiencia personal y familiar, muy recientes.
La complicación para ser atendido, la enorme distancia para llegar al hospital 270, las condiciones de (anti) higiene de baños, pasillos, áreas de espera y consultorios; la demora en la atención; la falta de equipos y especialistas; la carencia de insumos médicos; el mal trato del personal administrativo y médico, fueron algunos temas que con detalle platicó el empresario que paga puntualmente las cuotas de una veintena de trabajadores, refiriéndose a su experiencia con el IMSS de Reynosa.
En contraste, el chef / empresario nos compartió su satisfacción por la atención que recibió su señora Madre, en un hospital del IMSS en la Ciudad de México. La señora llegó con dolores y alteraciones en los signos vitales a un hospital del Seguro. El mismo día le hicieron una buena cantidad de estudios, ecos, radiografías, resonancias, estudios de laboratorio, análisis de sangre etc.,. Por la tarde del mismo día en que ingresó, ya tenían el diagnóstico, informándoles que al siguiente día, por la mañana, procederían a intervenirla quirúrgicamente, agregando que no era una operación sencilla, ni rutinaria, ni ambulatoria. La operación fue un éxito. Se realizó de manera oportuna. Se le suministraron los medicamentos necesarios y la atención fue muy buena.
Creo oportuno agregar que el empresario restaurantero nos aclaró que su madre era un usuario ordinario, un derechohabiente como miles, sin tener «palancas» en el IMSS, ni en la política, ni nada por el estilo, por lo que infiere que esa es la atención que de manera ordinaria se ofrece en los hospitales del IMSS en CDMX.
Sin poder confirmarlo, sin tener los elementos probatorios, nos platicó que un empleado del IMSS (270) le había comentado que durante la crisis por COVID 19, ocurrió un apagón que duró varios minutos, y que por carecer de plantas de energía de emergencia, especiales para usos hospitalarios, hubo un deceso masivo de pacientes conectados a los ventiladores. La cifra que se manejó fue de sesenta muertos. Los equipos de emergencia que tiene el 270, tardan en entrar en funcionamiento varios minutos.
En la pandemia por COVID 19 ocurrieron tantas cosas, de las que difícilmente podremos tener una versión oficial.
Las injusticias que se cometen en el IMSS, el pésimo servicio que reciben los derechohabientes, las condiciones denigrantes de sus instalaciones, la burocracia que caracteriza la (des) atención que reciben los usuarios, la falta de medicamentos, las negligencias médicas que provocan muertes y daños en la salud, todo eso es cotidiano en el IMSS de Tamaulipas.
Algo tendremos que hacer al respecto. De entrada hacerlo visible y no permitir que se «normalice» esa situación, no dejar que impunemente se estafe a los trabajadores que con sus cuotas sostienen a un instituto, que por cierto, es de los que mejor retribuye a sus trabajadores… Y que bien por ellos, pero que valoren y agradezcan a quienes sostienen el IMSS con sus aportaciones.